Con el Himno a la Madre, en la escuela enseñan a que mamá sea una mujer sacrificada
“Abnegada soporta las cruces, que por buena le carga el dolor, es la ostia su frente de luces y su pecho es el cáliz de amor”, así señala la tercera estrofa del Himno a la Madre boliviana, que este mes será interpretado en horarios de ensayo o en los actos de homenaje a mamá. Los niños y adolescentes cantaron este himno en todos aquellos establecimientos, donde hoy se agasaja a las mamás, quienes también han intervenido para que el niño o la niña quede muy bien, bien acicalado para felicidad de ella.

El Alto, 27 de mayo (El Compadre).- “Abnegada soporta las cruces, que por buena le carga el dolor, es la ostia su frente de luces y su pecho es el cáliz de amor”, así señala la tercera estrofa del Himno a la Madre boliviana, que este mes será interpretado en horarios de ensayo o en los actos de homenaje a mamá.
Los niños y adolescentes cantaron este himno en todos aquellos establecimientos, donde hoy se agasaja a las mamás, quienes también han intervenido para que el niño o la niña quede muy bien, bien acicalado para felicidad de ella. Así, las generaciones del siglo XX o las de este siglo XXI han aprendido en la escuela que la madre debe ser una mujer sacrificada. Y esto se lo ve con mayor naturalidad, ahora que la mujer, además de cumplir con las obligaciones “domésticas”, debe trabajar para llevar ingresos.
Para Julieta Ojeda, del movimiento Mujeres Creando, esa actitud se ha mantenido, pese a los cambios de vida y los conflictos sociales. “Las mujeres estamos de algún manera programadas para ser todo el tiempo abnegadas, para ser todoterreno, para estar disponibles las 24 horas, no solo abnegadas, sino sacrificadas, amorosas siempre dispuestas”, afirmó
Tania Sánchez, directora del Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, dice que el rol de la madre no ha cambiado, a pesar de que la familia boliviana sí ha tenido modificaciones.
En ese marco y considerando la situación de la mujer, que frecuentemente es víctima de violencia o acoso, ella precisa que la abnegación no sea mal interpretada como una actitud de sometimiento, aislamiento y enmudecimiento: “no significa aguantar de todo”.
Para Sánchez, la sociedad no reconoce del todo el papel de mamá: el cuidado de los hijos, la tarea de ser reproductora del capital social. Apenas se le reconoce por el trabajo que hace en la casa.
“!Día de la Madre!, haber qué le regalamos; una licuadora, una sumidora y todas las doras, no debería ser así”, cuestiona.
Ahora bien, Julieta Ojeda dice que en los últimos años se ha empezado a percibir que las mujeres están empezando a cambiar ciertas formas de ser madres y exponen ante la sociedad una actitud más liberal, menos reprimidad.
“Emplean otras formas de maternidad, libre de culpas, olvidándose de la rigidez de la sociedad, hay mujeres que lo viven con más libertad autorealizándose, buscan maneras de autosuperarse”, destaca Julieta Ojeda.
Himno a la Madre
Letra: Roberto Bustamant
Música: Filomeno Rivero
Palpitantes de amor y de anhelo
a la madre elevemos la voz
dirigiendo su imagen al cielo
cual si fuera la imagen de Dios.
En la madre el pesar se depura
la grandeza en su vida se encierra
bendigamos su inmensa ternura
nuestra dicha suprema en la tierra.
Abnegada soporta las cruces,
que por buena le carga el dolor,
es la hostia su frente de luces,
y su pecho es el cáliz de amor.
Hoy la ciñen laureles y palmas,
y por ella con hondo fervor
en plegarias se tornan las almas
y la espina conviértese en flor.