Redacción Oxígeno
10/10/2015 - 14:15

La gota que rebalsa el vaso: Los picos de presión al estudiar

El efecto de esa presión puede traducirse en dolores de espalda, problemas circulatorios o generar incluso depresiones, tal como lo atestiguan algunos de los asesores y psicopedagogos consultados.

La Paz, 10 de octubre (DPA).- Muchos creen que las épocas universitarias son las más maravillosas de la vida, que es una etapa de esparcimiento y de encuentros que luego no se repite. Sin embargo, no todo es color de rosas. En muchas carreras universitarias la presión es tremendamente fuerte y las horas de estudio requeridas pueden llegar a impactar no sólo en el modo de vida sino también en la salud de los estudiantes.

María Teresa es un buen ejemplo. Está en la etapa final de su carrera de abogacía y se prepara para rendir el examen final. Muchos saben que cuando se avecinan los finales no existen ni los fines de semana ni las salidas con amigos. Y es que las evaluaciones no sólo son cruciales para poder pasar de año y avanzar en los estudios, sino que muchas veces pueden tener una clara consecuencia en las oportunidades laborales que se presentarán una vez obtenido el título.

El efecto de esa presión puede traducirse en dolores de espalda, problemas circulatorios o generar incluso depresiones, tal como lo atestiguan algunos de los asesores y psicopedagogos consultados.

Muchos estudiantes recurren a la consulta porque sufren de insomnio o porque no pueden dormir de corrido por las noches. Otros rompen en llanto al verse tan exigidos.

En esos casos es esencial que cada uno aprenda a estimar sus propias capacidades. No todos pueden rendir exámenes a una misma velocidad ni aprobar la misma cantidad de materias por año.

Por otra parte, tal como lo recomienda María Teresa, es muy útil tomarse cualquier carrera universitaria a pecho desde el primer momento, ya que quien esté mejor preparado desde el principio se verá más capacitado para afrontar los exámenes a medida que vayan siendo más exigentes y más complejos.

Tener constancia a lo largo de la formación rendirá frutos en los últimos años.

No obstante, todo estudiante tiene etapas en las que no se puede concentrar. A veces lee una, dos, tres veces la página de un libro y no hay forma de entender qué se está explicando o ni siquiera de registrar lo que está leyendo. En esas situaciones la única solución es hacer una pausa. No hay otra alternativa. Salir a dar un pequeño paseo o aprovechar el momento para hacer una compra y tomar algo de aire fresco puede ser de gran ayuda, por simple que parezca.

También se recomienda diagramar un plan general para lograr cierto equilibrio entre los estudios y las actividades del tiempo libre. Organizarse y hacer algún curso que no esté relacionado con la disciplina universitaria incluso puede ayudar a ser más eficiente a la hora de estudiar.

Las actividades físicas que no son sobreexigentes sino que relajan y distienden suelen ser una muy buena opción. Entre otras, se recomienda hacer yoga.

Pero si llegaran a presentarse síntomas de estrés, nunca está de más recurrir a un especialista, sobre todo si se trata de molestias físicas que uno no sabe a qué atribuir. Muchas veces son síntomas psicosomáticos que vale la pena tratar a tiempo.

Además, es importante tener presente que las épocas de exámenes son una excepción. Si uno sabe que el estrés en algún momento acabará, es más fácil de sobrellevar. Ver el final de lo que por momentos parece un tedioso camino permitirá que la etapa más difícil sea mucho más llevadera.

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