Superioridad celeste. Bolívar logró una merecida goleada ante su clásico rival (3-0) y, de paso, recortó puntos para ponerse a cinco unidades de la punta.

Fu un partido casi sin equivalencias. En el campo se vio a un equipo enchufado, con un libreto bien definido y un The Strongest totalmente descoordinado y desaparecido en la cancha.

De hecho, en el primer tiempo del encuentro, el Tigre solo apeló a lanzar pelotazos para que Triverio trate de ganar las espaldas de la defensa celeste. Bolívar, en cambio, prefirió el dominio del balón y el juego al ras del suelo para romper la defensa atigrada.

Precisamente con esas armas llegaron las primeras emociones del encuentro. Un pelotazo a Triverio provocó zozobras a la defensa celeste y la jugada terminó con un remate de Carlos Roca que fue bien atajado por Carlos Lampe.

Fue lo único que pudo generar el Tigre en el primer tiempo. Después, Bolívar dominó el encuentro y fue a los 25 minutos que logró golpear.

El lado derecho de la defensa atigrada se mostró vulnerable todo el partido y Bolívar enfocó su ataque por ese costado.

Entre Uzeda y Rodríguez superaron con facilidad la frágil marca de Saúl Tórrez, que se vio “abandonado” en la defensa por Jaime Arrascaita, quien debía apoyar para cortar los desbordes celestes.

Así, un desborde de Uzeda provocó que el balón llegue a pies de Rodríguez, quien, casi en área chica, hizo un buen amague y mandó un remate cruzado que dejó sin reacción a Guillermo Viscarra. Era el 1-0.

El gol no hizo más que aumentar el control celeste, que con una presión constante maniató a un Tigre adormilado.

El segundo tanto llegó al epílogo de la atapa inicial, y con la misma fórmula. Uzeda superó en el 1 contra 1 a Torres, y mandó un centro raso que fue empujado por Lucas Chávez a los 42.

Con el resultado, el segundo tiempo pareció un trámite. El Tigre nunca pudo encontrarse cómodo en la cancha y sufría cada vez que Bolívar cruzaba la mitad de la cancha.

Por eso, la estocada final llegó rápidamente, a los 11 minutos del complemento, con un golazo de Gabriel Villamil, que lanzó un potente remate de larga distancia que se coló en el ángulo de un desconocido e impotente Viscarra.

El partido acabó ahí. Después Bolívar controló el encuentro y el Tigre se siguió chocando no solo ante un rival inspirado, sino ante su propio nerviosismo, impotencia y hasta incapacidad.

Lo más emocionante del complemento, después del gol celeste, se vivió a los 92. El Tigre tuvo un penal a favor, pero Lampe tapó el remate de Triverio.

Así, el partido terminó con una goleada celeste y más de una duda de cara al futuro del líder del torneo, The Strongest.