Una de las claves del partido que Bolívar terminó goleando a The Strongest (3-0) en la final del torneo - quizá la más importante- fue la decisión técnica y, en ese rubro, el técnico de Bolívar, Carlos Zago, dio una verdadera paliza a Cristian Díaz, DT del Tigre.

Zago, sabiendo las fortalezas del Tigre, reforzó el medio campo poniendo a Gabriel Villamil de entrada y dejando, sopresivamente, al 'Patito' Rodríguez en la banca. No le pudo salir mejor, el joven mediocampista fue la figura del clásico.

Díaz, en cambio, inexplicablemente decidió "romper" el tridente que había logrado formar en el medio y que lo llevó a ganar las fases previas con holgura. Sacó a Arrascaita - el goleador del Tigre en el torneo- del once titular y colocó a un Rodrigo Amaral que dista mucho de la estrella que parecía ser en las primeras fechas. El uruguayo caminó todo el tiempo que estuvo en cancha, perdió todos los balones y no ayudó en defensa.

Ambos cambios llevaron a que Bolívar se adueñe de la mitad de la cancha todo el partido y, por eso, el Tigre no pudo, ni siquiera, pisar área rival.

En el segundo tiempo, Diaz sacó a su lateral derecho (Wayar) y quiso jugar con línea de 3 – aquella que ya la había traído problemas en Uruguay en su debut en la Libertadores, en febrero pasado-.

Como si del Play Station se tratara, Díaz quiso imitar la estrategia rival y modificar su esquema a un 3-5-2. Empero, Zago volvió a tener lectura de juego, hizo que sus extremos ya no ataquen en demasía, sino que cubran los espacios para que los ataques laterales del rival no prosperen y enfocó sus ataques en la desaparecida banda derecha stronguista (por ahí llegó el tercer gol).

Hoy volvió la 'Zagoneta', por un lado, y, por el otro, Díaz volvió a perder el título en el partido final por segundo torneo consecutivo.