Mucha emoción, pero poco fútbol. The Strongest ganó hoy un clásico paceño que careció de buen juego pero fue intenso de principio a final. Con un solitario gol de Blackburn, el Tigre se puso como líder del torneo a cuatro fechas del final.

Fue, sin duda, un partido de dos etapas diferentes. Los primeros 45 minutos fueron de total dominio celeste. Bolívar, aplicando correctamente la presión alta, jugó siempre en campo rival y exigió a Vaca, sobre todo, con remates de larga distancia. De hecho, Justiniano estrelló el balón en el travesaño tras un buen tiro libre.

El Tigre, en cambio, no tuvo ni un solo remate al arco en la primera etapa. Parecía que los de Achumani estaban conformes con el empate, aunque siempre dejó a dos delanteros en el campo, para aprovechar cualquier oportunidad.

Y esa chance llegó, precisamente, a inicios del segundo tiempo. Un centro de Sagredo rebotó en Luis Gutiérrez y quedó a la merced de Blackburn, quien con un toque suave venció la resistencia de Cordano (49’).

Con el tanto, Bolívar perdió el control no solo del partido, sino también de la cabeza. Empezó a golpear y apelar a pelotazos sin ningún peligro.

Prueba de ello es la tonta expulsión de Leonardo Ramos a los 53 minutos. Momento bisagra del encuentro, pues a partir de ahí el Tigre tomó el control del balón y Bolívar apeló al contragolpe.

Con un hombre más, el cuadro de Achumani pugo hasta golear, pero inexplicablemente sus delanteros se cansaron de fallar goles.

Bolívar, en cambio, encuentro en su descontrol y limitaciones, también pudo empatarlo, pero se encontró con una muralla llamada Daniel Vaca, que tuvo dos salvadas monumentales.

Así, aún sin mostrar buen fútbol pero con garra, el Tigre tomó la punta del torneo y a cuatro fechas del final sueña con levantar la copa que se le niega hace ya cinco años.