La Verde no puede con su propia realidad. Hoy dominó la mayor parte del partido, pero chocó con sus propias limitaciones más que con los aciertos del rival y terminó empatando ante Colombia (1-1) en el Hernando Siles de La Paz.

Fue un partido sin grandes oportunidades de gol, pero con una Bolivia que siempre llevó el ritmo del encuentro. La Verde siempre tuvo el control del partido, pero siempre careció de ideas.

Marcelo Martins, neutralizado en una marca cerrada de hasta tres jugadores, nunca encontró ni la compañía ni una buena pelota para tratar de hacer lo que mejor sabe: anotar goles.

De hecho, ninguna de las decenas de centros que lanzaron los jugadores de la verde fueron hacia donde está el goleador de las Eliminatorias, algo incompresible.

A eso se sumó que los jugadores locales rara vez trataron de rematar al arco contrario. Siempre prefirieron tocar a un costado que rematar al pórtico colombiano, y, por eso, desaprovechaban prometedores ataques.

Colombia, por su parte, se llevó un premio demasiado grande del Hernando Siles. Caso no generó ocasiones de gol y fue por una gran jugada individual de Roger Martínez – sumado a un error conceptual de Carlos Lampe- lo que le dio la ventaja a los 23 de la etapa complementaria.

Y es el arquero boliviano salió a ‘achicar’ el arco, pero olvidó cubrir el primer palo, hecho que fue bien aprovechado por el delantero colombiano.

Bolivia, con el reloj y el marcador abajo, adelantó sus líneas lo más que pudo. Farías agotó sus cinco cambios – algunos para ser más ofensivo y otros para dar respiro a jugadores ya agotados- y mandó a su equipo al ataque, con más corazón que ideas.

Empero, Bolivia siempre cayó en el mismo agujero. Intentó tirar centros que nunca tuvieron un buen destinario.

Tuvo que ser un jugador que salió desde el banco de suplentes, Fernando Saucedo, quien leyera lo que el partido demandaba y empezara a probar remates de larga distancia.

Así llegó el empate, el propio Saucedo lanzó un misil inatajable a los 83 minutos.

Ya con el empate, Colombia se dedicó a “enfriar” el partido, mientras el nerviosismo boliviano crecía cada vez más, prueba de ello la tonta expulsión de Algarañaz por agredir a un rival.

Párrafo aparte merece la pésima actuación del árbitro venezolano, que no cobró un claro penal a favor de Bolivia por una mano en el área - que tampoco fue sancionado por el VAR- y sobre todo una descomunal plancha de Marcelo Martins, ambas en el primer tiempo.

Así, los minutos pasaron y el resultado no cambió. La Verde volvió a perder puntos de local – ya son 8- y sobre todo dejó pasar una gran oportunidad de colocarse cerca de puestos de clasificación.