The Strongest sacó rédito de la victoria que consiguió en el clásico de ida y con un sufrido empate consiguió el boleto a la final del Apertura, instancia dónde jugará ante Wilstermann en fechas aún por confirmarse.

Fue un partido de ida y vuelta, con innumerables ocasiones de gol en ambos arcos y que terminó con un The Strongest pidiendo hora. Al final, fue un empate (1-1) que le dio el pase a los de Achumani.

En general, fue un partido no apto para cardiacos, quizás el mejor de los últimos años, con dos equipos dispuestos a ir por la victoria y, en suma, eso fue lo sorpresivo.

En la previa, parecía que el equipo de Farías entraría a especular con el resultado que consiguió la semana pasada, pero eso no pasó. Entró a tratar de anotar un gol que le dé mayor tranquilidad y, por eso, se hizo un partido atractivo y, claro, no exento de polémicas.

De hecho, los celestes reclamaron al menos tres penales que el árbitro Orozco no pitó – uno de ellos dudoso-; por el otro lado, los del Tigre reclamaron al menos dos jugadas que merecían roja directa, un de ellas tras una alevosa falta de Fierro sobre Carcelén.

Aunque el primer tiempo terminó sin goles, fue donde ambos equipos tuvieron su mejor rendimiento, pero fue en el complemento dónde aparecieron los goles. El primer golpe fue aurinegro. Jhasmani Campos lanzó un tiro libre perfecto que se coló en el ángulo izquierdo de Quiñones a los 47 minutos del encuentro.

Con el gol atigrado, el partido perdió en orden táctico pero ganó, aún más, en emociones. Bolívar no tuvo otra que adelantar sus líneas en procura de la remontada, esa que le haría llegar a los penales.

El Tigre, en cambio, apeló al contragolpe para tratar de liquidar el encuentro. Empero el aurinegro fue una máquina de perder goles, fallaron en tres definiciones mano a mano con el arquero celeste, que fu el responsable de mantener a Bolívar en el encuentro.

Así, nuevamente se cumplió la lógica del fútbol. El que no hace goles los recibe y fue lo que pasó. Bolívar, con más ganas que ideas, empezó a aproximarse cada vez más al arco de Daniel Vaca, sobre todo por el lado izquierdo, donde Bejarano otorgaba muchas facilidades defensivas.

Y así llegaría el empate. Un desborde de Arce por el lado izquierdo posibilitó que el capitán académico lance un centro raso que fue encontrado por William Ferreira, que con ese tanto vuelve a ser el goleador histórico de los clásicos paceños en solitario.

Con el empate el Tigre fue un verdadero manojo de nervios no lograba mantener el control del balón ni dos minutos seguidos, ante un Bolívar que buscó el empate por todos los medios, pero que siempre se encontró con un inspirado Daniel Vaca.

El arquero atigrado fue la gran figura que tuvo el Tigre en los últimos minutos. De hecho, en la última jugada del partido le tapó un mano a mano a Ferreira y selló el pase de su equipo a la final.

Así, el Tigre logró el pase a la final, se aseguró la clasificación a la Libertadores del 2019 y, de paso, evitó que Bolívar pueda aspirar al tricampeonato, logro que sigue siendo únicamente del conjunto atigrado.

Ahora deberá enfrentar a Wilstermann en la final. El Aviador derrotó a San José en los dos partidos de la serie y, a priori, es el gran favorito para alzarse con la Copa.