El Tigre ganó con paciencia, garra y, a momentos, buen fútbol
The Strongest ganó por la mínima diferencia a Peñarol y empezó con pie derecho su participación en la Libertadores.
“Si antes del partido me ofrecían ganar por 1 a 0 lo firmaba sin pensarlo”, señaló el técnico de The Strongest al terminar el partido. Así, con esas palabras, describió la importancia que para el Tigre tiene los tres puntos que consiguió ante un ordenado y habilidoso Peñarol, que, quizás, merecía llevarse algo más del Siles.
Y es que para el Tigre era imperioso lograr la victoria. Poco importaba el cómo y, al final, logró imponerse por la mínima diferencia con paciencia, garra – cuando se necesitó- y, a momentos, buen juego.
Si tuvo una virtud el equipo de Achumani durante el primer tiempo fue la paciencia. A sabiendas que enfrentaría a un equipo que atinaría a defenderse no se desesperó en buscar el gol y trató de llegar con pelota dominada al arco de Kevin Dawson.
Ahí estuvo la clave para terminar anotando el gol. El Tigre optó por hacer transitar la pelota de un lado a otro, con toques cortos y, cuando veía el espacio, algún pase a profundidad para agarrar mal parada a la defensa uruguaya.
Así llegó la primera jugada de peligro. Un pase profundo terminó rebotando en Arias y, después, chocó en Jhasmani Campos. El balón llegó a los pies de Escobar que habilitó a Ibarguen, el colombiano, con poco espacio para rematar, dejó el esférico a Veizaga pero el mediocampista, solo frente al arco, mandó su remate por encima del travesaño.
Minutos después el mismo Veizaga lograba anotar, pero en clara posición adelantada.
Sin duda, entre los 10 y los 20 minutos fueron los mejores del Tigre y, producto de eso, llegó el gol. Un buen tiro de esquina al primer palo ejecutado por Jhasmani Campos fue bien aprovechado por Carcelén, que con un potente cabezazo logró batir a una sólida defensa uruguaya.
Era el gol buscado. El que iba a cambiar el libreto de los dos equipos, pero no fue tanto así.
Más allá de estar un gol abajo, Peñarol se mantuvo firme a su idea. Siguió cediendo el esférico al local y apeló al pelotazo para tratar de complicar a un José Peñarrieta que no tuvo acción durante los primeros 45.
Distinta fue la etapa complementaria. Peñarol dio muestras de su oficio y complicó, más de lo necesario, a un The Strongest que perdonó y terminó sufriendo. Y es que el Tigre solo pudo generar peligro en área rival durante los primeros 15 minutos. La media hora final fueron dominados por un conjunto uruguayo que dio muestras de su estrategia.
Escobar y Campos tuvieron en sus pies dos oportunidades para marcar, pero no estuvieron finos. En ese lapso un remate de Raúl Castro salió ‘besando’ el palo. Eso fue lo único que pudo generar el Tigre en el complemente.
Cuando faltaban poco menos de 20 minutos para el final, el técnico del equipo uruguayo cambió su esquema y adelantó sus líneas.
Pasó de jugar con un claro 4-1-4-1 a jugar con un 3-4-3 y el local sintió el cambio. Se vio asfixiado en su salida y solo atinó a lanzar pelotazos, en su mayoría, improductivos.
Pero si algo hay que destacar de la parte final del encuentro es la garra que demostró el equipo stronguista. A pesar de que estuvo asediado durante más de 15 minutos supo controlar bien el resultado, a tal punto que Peñarrieta solo tuvo una atajada de mérito.
Al final el Tigre ganó a lo Tigre. Poco importa. Son 3 puntos vitales para empezar la Libertadores con pie derecho.