Goleador
César Sánchez
04/03/2018 - 16:45

Con un golazo, Lionel Messi llegó a las 600 conquistas como futbolista profesional

El crack argentino sigue acrecentando su leyenda.

Rembrandt, Velásquez, Bach, Vivaldi, Bernini, Serpotta. Todos fueron unos genios, con su talento maravillaron al mundo. Sus pinturas, esculturas y composiciones brillaron a lo largo y ancho del planeta. Se convirtieron en inmortales. Lejos de esa época barroca sobresale Lionel Andrés Messi Cuccitini, quien también tiene una nueva forma de concebir el arte. No lo hace con pinceles o cinceles, sino con su pierna zurda. Con ella pinta, compone, construye. Y de a poco se va ganando un puesto en el olimpo del fútbol, junto a los Pelé, Maradona, Cruyff, Beckenbauer, Platini. Este domingo nuevamente apareció, descrestó y le dio tres puntos fundamentales al Barcelona y además anotó el gol 600 en su carrera.

Cuenta la historia que Pep Guardiola le dijo a Messi que se especializara en cobrar tiros libres. Hasta 2008, el argentino nunca había marcado un gol de pelota parada. Desde entonces empezó a trabajar para mejorar en este aspecto.

No fue fácil. Sus remates no siempre iban colocados a donde su vista apuntaba. Por el contrario, casi siempre terminaban por encima de la portería. Con el balón pasando a metros del palo.

El preparador físico de la selección de Argentina en el Mundial de Sudáfrica 2010, Fernando Signorini, en su libro ‘Fútbol llamado a la rebelión’ contó que fue Diego Maradona, quien le enseñó al rosarino cómo pegarle al balón.

En febrero de 2009, a poco tiempo de haber asumido Maradona como técnico de la selección, Argentina jugaba un amistoso en Francia. Al terminar la práctica un día antes del compromiso Mascherano, Tévez y Messi le pidieron si podían quedarse haciendo tiros al arco. El entrenador accedió. Lionel puso la pelota mirando hacia el arco, un poco sobre la izquierda y cuando le pegó, su remate se fue lejos, por arriba del ángulo de la mano derecha de Carrizo. Signorini narra lo siguiente: “Hizo un gesto de fastidio y, como enfiló para el vestuario, le salí al cruce: 'Decime una cosa, ¿un jugador como vos se va a ir a duchar con esa porquería? Dejate de hinchar las bolas. Agarrá una pelota y volvé a intentar'”.

Tras pronunciar esas palabras Maradona, con un andar lento, sereno, sin apuros, se acercó, lo tomó del hombro y le dijo: “Leíto, Leíto, vení, papá. Vamos a hacerlo de vuelta”. Y siguió: “Poné la pelota acá y escuchame bien: no le saques tan rápido el pie porque si no ella no sabe lo que vos querés'. Entonces, la acarició con la zurda y la clavó en el ángulo, inflando la red ante la mirada de admiración de Messi”, contó el preparador. Desde entonces se convirtió en un artista: ha marcado 38 goles de tiro libre (el primero lo hizo en 2008).

El último fue una obra de arte. Donde apuntó, allí mandó el balón. Como un arquero lanza su flecha al blanco, así hizo Messi en la tarde de este domingo frente al Atlético de Madrid. Concentración. Respiración profunda. Mirada al ángulo. Un toque sutil y el esférico salió buscando el ángulo superior de la mano izquierda de Jan Oblak. Por ahí entró. Ni la estirada del guardameta esloveno le impidió al argentino celebrar. Gol. Golazo. Júbilo en la tribuna y tres puntos al bolsillo para que el Barcelona acaricie el título de la Liga. Fue el número 600 en su carrera y el 539 con el equipo catalán.

* El Espectador

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