Ayer, en el mítico Maracaná y ante una torcida que se mostró hostil desde la previa, volvió el rey de Copas. Sólo se había tomado un descanso y hoy, de la mano de Holan, está mejor que nunca.

Siete años después de su última consagración internacional, Independiente recordó las viejas épocas, aquellas que le llevaron a ganar tres libertadores seguidas. Aquellas que le habían puesto en el umbral del fútbol como el club con más títulos internacionales. Ayer, volvió Independiente y la Sudamericana que ganaron sin discusión es una prueba de ello.

El equipo de Holan disputó un partido por demás complicado desde la previa. Una noche antes tuvo que soportar los ataques de los hinchas brasileños afuera de su hotel. Petardos, bengalas y cánticos intentaron que los jugadores no puedan descansar como se debe antes de una final.

Ya en la cancha, era todo un pueblo contra 11 guerreros, que al final sacaron su chapa internacional.

Y es que el Rojo es un merecido campeón de la Copa Sudamericana. Supo disputar ambos partidos de la final con holgura y madurez, a pesar de tener un equipo relativamente joven y fue un justo ganador ante el Flamengo brasileño.

El partido de ida había terminado 2 a 1 a favor de los argentinos, por lo que cualquier resultado que no sea derrota les daba el título.

Aún así, el inicio no fue de los mejores. Al Rojo le costó acomodarse en la cancha, por eso empezó perdiendo el encuentro, gracias al gol de Paqueta a la media hora de juego. Pero cuando logró encontrar su fútbol no pasó mayores sustos e, incluso, le perdonó la vida a su rival.

El empate llegó 10 minutos después gracias a una de sus joyas. Barco tomó la responsabilidad de patear un penal bien sancionado por Roldán y puso el 1 a 1. A partir de ahí, fue el visitante el que manejó los hilos del partido.

En el segundo tiempo tuvo tres inmejorables chances para ponerse en ventaja, pero no supo definir en tres mano a mano que fueron ganados por el arquero César.

El Flamengo, en cambio, no encontró los caminos para dañar a un voluntarioso Independiente que defendía con 11 y corría cada pelota como si fuera la última.

Los centros eran el único camino para incomodar a Campaña, pero nunca le apuntaron al arco; ni siquiera cuando el arquero argentino estaba vencido por una mala salida, en la última jugada del partido.

Así, Independiente ganó la copa y dejó atrás los días oscuros que lo llevaron a jugar la segunda división por un par de años. Además, aseguró su cupo en la Libertadores del 2018.