Un rey nunca se quiere jubilar
Francesco Totti, legendario capitán de la Roma, se despide a los 40 años del club de su vida, que le ha mostrado la puerta de salida tras un año crepuscular.
Algunas personas aman tanto su trabajo, a sus compañeros y pasar tiempo en la oficina que cuando llega el día de la jubilación hacen como si no fuera con ellos. Son gente de gustos sencillos, ninguna extravagancia, capaces de convertir la rutina en una obra de arte. En parte por eso, Francesco Totti, 41 años, diez tornillos en el tobillo y una placa de acero en la pierna, leyenda de la Roma y última expresión de un fútbol que se extingue a partir de hoy.
En el Olímpico estaba todo vendido desde que se supo que era su último partido, hace tanto tiempo que debutó el Capitano, que ni siquiera habían nacido la mitad de jugadores que esta temporada se han enfrentado a él en la Serie A. Muchos de los espectadores que le aplaudieron ayer han crecido con él y no saben lo que es un Roma sin su capitán. Por eso, no había ni un solo motivo de alegría en la grada, que al final del partido terminó llorando desconsoladamente con su capitán hasta que se apagaron las luces del estadio horas después. “Esperaba que este momento no llegase nunca. Tengo miedo”, dijo en su despedida, en ese romanesco cerrado que ni sus compañeros de selección entendían.
Corrían ya 786 partidos y 307 goles. Un pase largo perfecto y una croqueta. Puede que viejo, pero un genio. Y el estadio -y también el partido- se volvió loco cuando marcó De Rossi, el otro capitán. A partir de aquí hubo de todo. La tuvo Totti en el 54 y terminó marcando Perotti en el 90.
Hasta la gente de la Lazio le dedicó unas palabras: “Has logrado el respeto. Un apretón de manos a un adversario que, después de tantos años, deja el terreno de juego. De parte de tus mejores enemigos”. Totti llegó a tener un despacho en el club y a decirle a los distintos alcaldes de la ciudad lo que debían hacer en las celebraciones de la Roma o con el nuevo estadio. Pero los "americanos", como llaman aquí a los dueños del club desde 2011, le pidieron que se dedicará solo a ser futbolista. Totti, sin embargo, siegue pensando que un rey nunca se jubila.
El País