La Paz, 8 de octubre (Oxígeno).- Uruguay hizo valer la experiencia y, sobretodo, la jerarquía de sus jugadores y se llevó una histórica victoria del Hernando Siles. Al final, la actitud que demostró el equipo boliviano no fue suficiente para cubriri sus limitaciones. El partido acabó con la victoria charrúa por 0-2.

Fue un partido intenso – más por las ocasiones de gol que por el nivel de juego- pero la jerarquía uruguaya se impuso claramente frente al impetu de los seleccionados bolivianos que fueron dirigidos por el entrenador más joven y debutante en condición de DT en las eliminatorias.

El “maestro” Óscar Tabárez supo leer el partido perfectamente. Salió con la misión de controlar el ímpetu boliviano y aprovechar los espacios que su rival deje en defensa. El plan le salió casi a la perfección.

En cambio el técnico de la Verde - debutante absoluto en partidos oficiales con la Selección- no supo controlar las ansias de sus jugadores, que a la larga se transformaron en desorden y malas decisiones.

Desde el primer minuto se vio a qué apostaban ambas selecciones. Bolivia intentó salir a comerse a su rival, con velocidad y toques cortos. Pero el conjunto charrúa siempre tuvo el control del partido.

Durante los primeros 10 minutos, el partido fue una ida y vuelta constante. Bolivia tuvo la chance con dos remates de Jhasmani Campos, que pasaron cerca del arco defendido con Muslera. Pero Uruguay, con toques precisos y de primera intención, tuvo las oportunidades más claras. Vaca tuvo que redoblar esfuerzos para sacar dos cabezazos  que tenían destino de gol enviados por Abel Hernández.

Es así que el primer tanto no tardó en llegar. Un error en el ataque boliviano protagonizado por Torrico y Arce posibilitó que Carlos Sánchez mande un centro, casi, desde la mitad de la cancha, Hernández cabeceó sólo. Daniel Vaca tuvo una destacada intervención pero el rebote fue bien aprovechado por Martín Cáceres que abría el marcador al minuto 9.

El gol caló hondo en el equipo nacional. El esquema y el orden que tenía planificado Baldivieso desapareció de a poco y el juego boliviano se hizo cada vez más predecible. Bolivia sólo tuvo una ocasión clara, y fue gracias a una jugada de dos de los debutantes.

Zampiery colocó un pase en profundidad para la corrida de Duk. El delantero de Sport Boys le ganó en velocidad a Godín – el único error que cometió el defensa del Atlético de Madrid- y encaró a Muslera, pero su remate se estrelló en el travesaño.

A partir de ahí, Bolivia abusó de los centros y eso facilitó el trabajo de la defensa uruguaya, que ganaban por una cabeza a los delanteros bolivianos.

En el segundo tiempo se evidenció también la inexperiencia de Baldivieso. El entrenador traicionó su idea futbolística y desordenó más a Bolivia. Puso a Óscar Díaz en lugar de Raúl Castro, loq ue provocó que el medio campo tenga un camino libre para los uruguayos.

A pesar de eso, con más ganas que buen fútbol, Bolivia se fue al ataque, pero sin realizar jugadas que de verdad lleguen a complicar a Muslera. La Verde seguía abusando de los centros y los pocos remates que intentaba encontraban a un Muslera siempre bien ubicado.

Bolivia intentó generar peligro con los desbordes de Arce, pero el “conejo” tuvo una jugada desastrosa.

A los 61 minutos se produjo el peor error de Baldivieso, el que terminó de desmoronar el medio campo nacional. Baldi ordenó la entrada de Lizio – el más pedido por la hinchada- pero sacó a Chumacero.

Esto generó que Bolivia solo tenga un hombre de marca en la mitad de la cancha, Walter Veizaga, lo que facilitó, aún más, el juego uruguayo.

Es por eso que nueve minutos después, Godín puso el segundo con un certero cabezazo, tras un centro que fue mal calculado por Daniel Vaca.

Y tan sólo un minuto después, Jair Torrico – sobrepasado de revoluciones- entró con los botines de frente a Jiménez y vio la roja directa, ya era un partido liquidado.

A partir de ahí Uruguay se dedicó a cuidar el resultado y Bolivia a tratar de, por lo menos, descontar. No hubo caso. La Verde se quedó sin ideas y había la sensación de que si Uruguay quería podía marcar algún gol más.

Fue un debut amargo para Baldivieso y los suyos. Eso sí, el Emperador no puede quejarse de la falta de actitud, Bolivia luchó y corrió durante todo el partido, pero al final se impuso la jerarquía y la experiencia del conjunto uruguayo.