Estudio revela que las personas desinteresadas son más propensas a sufrir depresión
Una nueva investigación vincula las elevadas respuestas a la injusticia con la aparición posterior de marcadores de depresión.
Las personas con depresión son más propensas a sentirse mal como respuesta ante la percepción de desigualdad, según un estudio publicado en Nature Human Behavior.
Simplemente, en los experimentos en los que los participantes debían jugar un juego con un fuerte elemento de injusticia, los participantes con mayores niveles de actividad cerebral en las regiones del cerebro relacionadas con la depresión, como registran las IRMf, tenían mayores probabilidades de mostrar posteriormente signos de depresión clínica.
Esta es una nueva prueba para una antigua idea, una que ha sido demostrada en investigaciones anteriores. Las personas con depresión comúnmente demuestran mayor preocupación por los demás, o por las perspectivas de los otros. Siendo más precisos, las actitudes prosociales predicen la depresión, lo que contrasta con las actitudes individualistas. Individualista aquí básicamente significa egoísta, o relativamente egoísta.
Los investigadores detrás del estudio actual plantearon la hipótesis de que podrían observar estas tendencias en el nivel de la actividad cerebral. Afortunadamente, existen algunos métodos probados y verdaderos para demostrar el comportamiento prosocial. Uno de ellos toma la forma de lo que se conoce como el Juego del ultimátum. La idea general es que a los participantes se les ofrecen recompensas que deben ser compartidas entre un grupo.
Cada oferta difiere en cuanto a lo que el participante obtiene en relación con lo que obtiene el resto del grupo. En el caso de los participantes prosociales es más probable que rechacen las recompensas personales mayores en favor de recompensas colectivas más grandes. Los individualistas toman la oferta que más les beneficia, mientras que las personas prosociales están más preocupadas por las otras personas del grupo.
Así pues, los participantes en el estudio actual jugaron una versión del Juego del ultimátum mientras estaban siendo monitoreados por una máquina de IRMf. Algunos de ellos registraron más actividad en las regiones de la amígdala y el hipocampo de sus cerebros, las cuales tienden a ser más pequeñas en las personas con depresión, en comparación con otros participantes. Los investigadores entonces compilaron esos datos, volviendo después de un año para ver quién había terminado con los marcadores de depresión más altos. Las diferencias en los indicadores de depresión posteriores no podían explicarse con base en las estadísticas.
La implicación es que las personas con depresión (o proclives a la depresión) generalmente tienen una "mayor preocupación empática por los demás", en palabras de Megan Speer y Mauricio Delgado, investigadores de psicología de la Universidad Rutgers, quienes escribieron un texto relacionado que acompaña al estudio. Las personas con depresión sólo se sienten mal cuando los otros la pasan mal.
"El aumento de la iniquidad económica se ha convertido en una preocupación creciente para la sociedad y ha sido incorporada como fuente de varias enfermedades psiquiátricas incluyendo la depresión", escriben. "Estudios anteriores de gran escala basados en cohortes han mostrado la existencia de un vínculo entre las brechas económicas y la depresión grave, donde las desventajas económicas y materiales son cruciales para explicar los síntomas depresivos. A pesar de su importancia, poco se sabe sobre el mecanismo neural que sustenta el vínculo entre la iniquidad económica y el cambio de ánimo".
Este mundo incipiente de la desigualdad radical probablemente es una muy mala noticia para los que sufren de depresión, pero al mismo tiempo pueden ser esas mismas personas quienes sean las más aptas, psicológicamente hablando, para eliminar esa desigualdad.