“Con el arte público impactamos a la sociedad y dejamos una huella permanente, visible para nuestros hermanos”, dice Gustavo Chávez Pabón, el muralista mexicano que trabaja en la imagen de una mujer con casco de guerrero jaguar en colores ocre en la pared de una casa del Pasaje Medinacelli en la zona de Sopocachi. Gustavo no está solo, está rodeado de muralistas de otros muralistas que poco a poco dan color a las pareces de las calles de Sopocachi. Esta intervención es parte del II Encuentro Latinoamericano de Muralistas “Voces Libertarias” que se realiza  del 24 al 28 de octubre en la ciudad de La Paz.

“Una calle como esta puede convertirse en una especie de corredor cultural o artístico, pero no para promover el consumismo” dice Gustavo mientras explica su obra, "represento esa mujer que está integrada a su universo y que a través de éste lleva la voz, y transmite lo que pasa en su corazón en su vida frente al patriatcalismo. Y esto de ponerle colores a los muros es también una condición de esperanza".

A pocos metros se forman rostros de mapuches en la pared, es la obra del argentino Lucas Quinto. Comenta que eligió ese tema inspirado en la propuesta del Encuentro; "básicamente el trabajo es sobre voces libertarias de América", señala Lucas, que decidió enfocarse en la cultura mapuche que actualmente tiene problemas tanto en Chile como en Argentina porque "la quieren acallar y negar". Lucas enfocó su trabajo inspirado en la frase de un cacique de la Argentina que antes de morir dijo "un día me levantaré en los hijos de mis hijos".

• Murales de Gustavo Chávez Pabón y Lucas Quinto

A su lado, y en diferentes edificaciones y calles de Sopocachi, se dibujan otras interpretaciones de las “voces libertarias” del continente en forma aves de colores, mujeres, obreros, indígenas, libertadores y políticos que poco a poco van tomando forma en los muros. Son los trabajos de los invitados al encuentro por la Red Apacheta que, junto a la Secretaría de Cultura del gobierno municipal de La Paz y la junta vecinal de Sopocachi, organizó el Encuentro. Se cuenta con cerca de cuarenta muralistas de Bolivia, México, Chile, Argentina y Colombia.

Para Viviana Laura, la “temática tiene que ver con el tema de la libertad, octubre es importante para la ciudad de La Paz, la reacción de la libertad de nuestros pueblos y cada delegación ha visto la forma desde cómo entiende la palabra y cómo lo vive desde sus realidades. (Hay)  personajes reconocidos  como Simón Bolivar y  (Salvador) Allende, los mineros, haciendo alusión a la clase obrera en nuestro país … la influencia que ha tenido para que se pueda vivir esta especie de libertad, de democracia”, alega. Ella es  una arquitecta y artista boliviana que colabora en el mural del colectivo Brigada Ramona Parra que se encarga de una pared ubicada entre el pasaje Medinacelli y la calle Belisario Salinas. Ella hace tres años que incursionó en el muralismo y está contenta por la posibilidad de encontrarse con muralistas y pintar juntos. 

• Viviana Laura en el mural del colectivo chileno.

Para Gustavo, lo importante es que estas imágenes son invitaciones a pensar, a cuestionar y “tal vez” a movilizarse “empiezas a pensar ´qué quiso decir este méndigo que está manchando la pared`, entonces haces funcionar tu psique, tu mente”, comenta. Él se vincula con organizaciones sociales en su país porque considera que los murales son parte de las luchas. Resalta que su trabajo consiste en “apropiarnos de espacios públicos queda permanente, es un mensaje colorido, estético, se queda ahí hasta que lo borren o hasta que se derrumbe la casa”.

Lucas coincide en que el mural es una forma de comunicación, él trabaja en proyectos de desarrollo humano con municipios argentinos, y comenta que las ideas surgen del trabajo con la gente, “ellos proponen la temática, los lugares y es un diálogo ente el espectador y el muralista, es un compartido, yo pongo parte de lo mío pero también tomo parte de lo que hay en cada lugar”, considera que el trabajo en las paredes es “un disparador” del diálogo.

• Murales de Chile (arriba) y Colombia (abajo).

Ambos pintores creen que el mural es más que sólo decorativo y que representa más que el hecho artístico. Quinto cree que “el mural en sí no cambia nada, lo que cambia es en tanto la gente participe, se lo apropie, sienta que eso representa un reclamo o representa algo que a ellos les interesa. Mientras el otro lo tome, ahí va  cambiar, pero no por el mural, sino por el cambio que se produjo en la gente”. Agregó que “como hecho decorativo el mural no me interesa” porque no considera que cumple la función  “que yo le doy al mural”.

Gustavo cree que la virtud y el pecado del mural es “ser la voz de los sin voz, y ser el que visibiliza a los invisibles”, por lo que se en las últimas décadas ha sido descartado o reducido a su versión decorativa. Él considera que en México, que otrora era conocido por sus murales, ahora se ha dado prioridad a otras formas de arte despolitizadas, “pero ahí seguimos algunos necios”, dice, alegando que el moralismo tiene la posibilidad de acercarse a la gente, “de sentir sus injusticias y de expresarlas”.

• Muralistas pintan frente al la Academia de Bellas Artes.

Si bien gran parte de los murales se concentran en el pasaje Medinacelli, también fueron pintadas las paredes de las calles Belisario Salinas, del pasaje Jáuregui, del Hogar de Niños Carlos Villegas en la calle 20 de octubre y edificios y casas aledaños a la Academia Nacional de Bellas Artes.

Los invitados especiales que también participaron de conservatorios son:  Laura Altamirano, J. Enrique Yorg Gerardo Cinciolo Gerardo Cianciolo, Lucas Quinto, Sebastian Maissa,  Guillermo Fernández Marcelo Carpita de Argentina; Andrés Salas de Colombia, Gustavo Chávez Pabón de México;  Ignacio Casanueva, Nao, Patricio Madera, Robinson A. Ayala, Luis Pastén y Carlos Villamar de Chile y, entre los muralistas bolivianos están Norma Paz, el Marsh, Javier del Carpio y Leonel Jurado.