Sálvese quién pueda
Los productores arroceros del país están desesperados por la creciente pérdida del mercado interno y los bajos precios que “no dan ni para cubrir el costo”. Según datos del INE la importación de arroz en Bolivia ha crecido en los últimos años hasta alcanzar un nuevo pico de casi 80.000 Ton por 43 millones de dólares el 2014, sumando hasta marzo pasado 18.000 las toneladas importadas por 8 millones de dólares, producto de su bajo precio.
Los productores arroceros del país están desesperados por la creciente pérdida del mercado interno y los bajos precios que “no dan ni para cubrir el costo”. Según datos del INE la importación de arroz en Bolivia ha crecido en los últimos años hasta alcanzar un nuevo pico de casi 80.000 Ton por 43 millones de dólares el 2014, sumando hasta marzo pasado 18.000 las toneladas importadas por 8 millones de dólares, producto de su bajo precio.
Igual pasa con los productores de trigo que se la jugaron para subir su producción y lograr un nuevo récord que alcanzaría este año las 350.000 toneladas, preocupándoles la escalada en la importación de harina que a marzo suma ya casi 17 millones de dólares por 43.000 toneladas, siendo que hoy resulta mejor traer harina en vez de moler el trigo boliviano, dado el desplome del precio de importación en más de 100 dólares la tonelada.
En lo que hace al azúcar, el sector cañero y agroindustrial están en vilo pues si bien su importación legal en el 2015 es pequeña -143 toneladas por 43.000 dólares- les amarga ver que grandes volúmenes de azúcar brasilera esté en el mercado compitiendo con el azúcar nacional y deprimiendo su precio, siendo su origen el contrabando.
Otros que están en apronte son los maiceros y soyeros siendo que hay evidencia que se está mimetizando el ingreso de lo contrabandeado como si fuera nacional. Igualmente, los lecheros empiezan a preocuparse.
¡Qué difícil es ser productor en Bolivia! me dicen muchos al mostrar su bronca por la competencia desleal que suponen los productos de bajo precio importados legalmente gracias a la devaluación en derredor nuestro, así como también por la competencia ilegal del contrabando que ingresa por barcazas, camiones o a pie, esto último derivado del régimen especial vigente para el comercio fronterizo que por la dimensión, organización y sofisticación que ha adquirido ya no parece contrabando hormiga sino más bien “hormigón armado”.
Una prueba difícil se avecina en Bolivia: si cuando los precios internacionales de los alimentos estaban altos se impuso al productor vender a precios justos (bajos) para favorecer al consumidor, hoy que los precios de los alimentos extranjeros están deprimidos y desplazan a la producción nacional, ¿habrá “precios de garantía” para nuestro productor? De ser así, el Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo se diferenciará del D.S. 21060, de la Nueva Política Económica y de su terrible sentencia a los productores: ¡sálvese quien pueda!
(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional
Fuente: “El Deber”
Santa Cruz, 3 de junio de 2015