Ese Grillo…
Muchas de las cosas que pasan en nuestro país y se vinculan a la discriminación, como el famoso juicio de la alcaldesa de Oruro contra una presentadora de televisión, me suenan como grillos en la cabeza porque no me gustan, siento que debo escribir sobre ellas pero, al final, no lo hago porque a veces me gana la coyuntura y otras el miedo.
Cuando Carlo Collodi publicó “Las aventuras de Pinocho”, hace 132 años, incluyó a un grillo que habla en el episodio IV. El grillo reprende al títere por sus primeras travesuras, el reprendido se enoja y lo aplasta con un martillo de madera.
Me imagino que esa versión —que es la original— podrá ser sorpresiva para quienes no leyeron la novela y solo se atienen a la versión animada de Disney, aquella en la que el grillo ejerce el papel de la conciencia de Pinocho.
Muchas de las cosas que pasan en nuestro país y se vinculan a la discriminación, como el famoso juicio de la alcaldesa de Oruro contra una presentadora de televisión, me suenan como grillos en la cabeza porque no me gustan, siento que debo escribir sobre ellas pero, al final, no lo hago porque a veces me gana la coyuntura y otras el miedo.
¿Miedo? Sí porque, de un tiempo a esta parte, cuando alguien quiere descalificar algo, salta lo de la discriminación. Ahí está, como ejemplo más reciente, el de la candidata que se siente discriminada porque la vinculan con un supuesto caso de corrupción en el fondo indígena.
Debido al cariz que tomaron las presentaciones de bolivianos en la categoría folklore del festival de Viña del Mar, estuve atento a la presentación de Pasión Andina. Ni bien escuché los primeros acordes de “Morena”, lancé mi verdad: “No me gusta”. Y no es que yo sepa de música. Por el contrario: lo único que sé tocar es puertas y mis conocimientos en ese arte se limitan al gusto por tal o cual canción, como cualquier ciudadano de a pie. No me pasó lo mismo con los bolivianos de festivales anteriores. Me gustó el “Misk’i simi” de las Qolqe T’ikas desde el primer momento y lo mismo me pasó con el “Rompemonteras” de María Juana. Mas aún, la canción que me encantó desde el primer acorde fue “Boquita de miel” de Chila Jatun y por eso estoy convencido que este grupo debió ganar, más que ninguno, en la polémica competencia.
Pero la “Morena” de Pasión Andina no me gustó. Probablemente el grupo orureño tenga mejores canciones y su calidad artística sea muy alta —eso no lo puedo decir yo por mi desconocimiento sobre música— pero ese tema en particular, elegido por los organizadores del festival, no apuntaba precisamente a ganador.
Sin embargo, muchos de los bolivianos se deshicieron en elogios en las redes sociales y cuando alguien surgió con una voz disonante lo atacaron. Ese fue el caso de Rodrigo Villegas, un Grillo que solo puede celebrar su cumpleaños en año bisiesto y tuvo la ocurrencia de decir la verdad, su verdad, respaldada no sólo por sus conocimientos musicales sino por su vasta experiencia en el arte de Euterpe.
Pero… ¿qué fue lo que le pasó a este Grillo cuyo único delito fue decir lo que pensaba?... lo aplastaron como al grillo del Pinocho original.
Y si el grillo de Collodi se murió, el de Llegas no se dejó intimidar, se reafirmó y justificó. ¡Valiente!... Como el grillo de Disney, ejerció de nuestras conciencias.
Sus detractores dan pena, tanto como el país que prefiere la autocomplacencia a la verdad. Lamentablemente, nuestro chovinismo mal entendido, reflejado de manera grotesca en las redes sociales, nos convierten en un país tan mentiroso como el títere grosero y mata grillos.