Cuestión de Oxígeno
Espacios que me permiten en el ajetreo diario, encontrar un respiro a lo “open mind”, que ayudan a oxigenar y poner en orden las ideas, para así poder regresar a las agotadoras reuniones en las que la concentración es interrumpida cuando alguno de los presentes empieza a sonar porque se olvidó silenciar su celular.
Las cosas de la vida han hecho que mi tranquila rutina se rompa abruptamente, de la noche a la mañana me arrancaron de mi pasiva existencia y me colocaron en un escenario intenso y complejo. Este giro laboral me permitió acceder, cual cronista, al mundo de las “oficinas”.
Alrededor del centro paceño existen una serie de micro universos, los puestos callejeros, no sólo tienen dulces y chocolates, también todo lo que un servidor público pudiera requerir en caso de emergencia: cepillo de dientes, peines, pasta dental, papel higiénico, tintes para el pelo y por poco tónicos para la calvicie. Sólo les falta fusionarse con los puestos de celulares: carcasas, pen drives y cables USB.
Se nota la ausencia de un supermercado 24 horas, que le permitan al trabajador acceder al vuelo a una infinidad de cosas, que nuestros hijos piden a último momento, cuando es tarde y todo está cerrado, material escolar y para manualidades Evitarían a los padres estar “inventando” a contra reloj las demandas del profe o que tengan que crear una especie de cadena de oración familiar en busca del preciado objeto que podría significar salvar del aplazo a nuestros hijos.
También están los que venden desayunos al paso, desde linazas hasta chocolatadas, en bolsita y con bombilla, con empanada o marraqueta, son también emocionalmente motivadores, cuando se pasa por ahí, las caceras lo bañan en una serie de piropos, desde “vidita servite” hasta “papacito tomá tu chocolate”. Si uno se halla desmotivado, una vuelta por esta área es de lo más reconfortante.
Alrededor del Km Cero existen una serie de “esquinitas” clave, espacios pequeños y medio camuflados, en los que se puede comprar una poderoso sándwich de chola (En el subsuelo de un edificio, al que se entra por la Mercado y se sale por la Colón), cuadras más arriba (Loayza esquina Colón), unos sándwiches de marraqueta con carne molida y mayonesa. Ni qué decir de los espectaculares “desayunos de todo el día” del Mercado Camacho, carne tostada con chorrellana y salsa soya, sutilmente llamados “Macho Camacho”. Sin olvidar a las decenas de salteñerías, heladerías, salones de té, restaurantes y comida rápida que hay en la zona al gusto y bolsillo del cliente.
Mis espacios favoritos son los puestos de periódicos, me encanta ver por la mañana a las portadas expuestas y comparar sus tendencias mediáticas o el tratamiento que le dieron a una noticia, ejercicio enriquecedor que revela la personalidad opositora, oficialista o de centro derecha/izquierda del medio. Además de ver si salió el nuevo Le Monde, el cómic de Spiderman o si hay una nueva promoción, se pueden leer los titulares entre trenes y transformers.
No puedo dejar de mencionar a mi amigo que vende libros piratas por peso, se ubica frente Shoping Norte, es una pequeña gran revistería en la que se puede encontrar la última Rolling, Vogue o el Gráfico, además de historietas, libros, cds, me gusta entrar y perderme entre los muchos títulos, allí encontré unas joyas como un libro y un cd de Elvis, la nueva versión de Animal Man, ensayos sobre la guerra y la paz de Hobsbawn o una novela corta de Modiano.
Espacios que me permiten en el ajetreo diario, encontrar un respiro a lo “open mind”, que ayudan a oxigenar y poner en orden las ideas, para así poder regresar a las agotadoras reuniones en las que la concentración es interrumpida cuando alguno de los presentes empieza a sonar porque se olvidó silenciar su celular.