LAS ELECCIONES GENERALES DE BOLIVIA EN 1985 – EL AÑO DEL VIRAJE HACIA LA DERECHA
Reminiscencia de los prolegómenos a las elecciones generales de Bolivia del 14 de julio de 1985, las primeras después del retorno a la democracia

Esta no pretende ser una cansina reminiscencia soporífera que lleve al bostezo al amable lector, con una descripción o una enumeración de hechos y datos que pueden ser encontrados en otros textos, de acuerdo al área que pretenda profundizarse. Este es un ensayo de corte personal, que refleja lo que se vio y presenció en esos años, cuando el autor contaba con escasos diez años, con alguna conciencia de la realidad que le rodeaba.
La crisis económica era palpable, la devaluación de la moneda llegó a niveles insospechados y descomunalmente abultados, en 1982 aún existían billetes de 100, 50 y 10 pesos, posteriormente en los siguientes años, aparecieron cortes de mil, cinco mil, diez mil, hasta llegar en el año 1985 a los famosos cheques de gerencia del Banco Central de Bolivia, con billetes de cien mil hasta un millón de bolivianos, lo que demuestra el nivel desquiciado de hiperinflación en el que se emitió papel moneda con un casi nulo poder adquisitivo. Habituales eran las colas para todos los productos de primera necesidad, y, lo más complicado, el agio y la especulación en los mercados de abasto, donde los precios subían cada día y los compradores debían ir al avance buscando la mejor oferta para llevar cosas elementales para el consumo cotidiano.
El presidente electo en 1980, ratificado en 1982, Hernán Siles Zuazo, vio como la UDP (Unidad Democrática y Popular), de tendencia izquierdista popular, se desbando y colapsó, siendo abandonado por el MIR y el Partido Comunista, estando únicamente respaldado al final por vestigios del MNRI y por un grupo palaciego de oportunistas, los más vividores y otras, simples “barzolas” recicladas. A principios de 1985, después de una olímpica huelga general indefinida de la COB y la llegada miles de mineros a La Paz en protesta, en un acto de desprendimiento o de impotencia, el viejo líder de la Revolución de Abril, después de una reunión con las principales fuerzas políticas del país, renunció voluntariamente a un año de su mandato con el fin de llamar a nuevas elecciones y preservar la frágil democracia, que incluso se vio en riesgo por un fallido secuestro en junio de 1984.
El suscrito narrador, estudiaba en la Escuela Piloto “Naciones Unidas” de la Zona de Miraflores de la ciudad de La Paz, y, en una actividad escolar inesperadamente programada para esa época, en forma conjunta con mis compañeros de curso, pudimos visitar en mayo de 1985, el histórico “Palacio Quemado”. Allí conocí personalmente al Presidente Siles Zuazo: un hombre mayor, con entradas prominentes, que vestía un buen traje de color plomo de dos piezas con corbata, con voluminosos lentes, sobre un rostro cansado y burilado por los años, pero con una amable y amplia sonrisa. Al ser un alumno aplicado, los profesores me concedieron el honor de leerle al mandatario unas cuantas líneas preparadas para dicho acto en nombre de los allí presentes. El presidente nos trató con mucho cariño, dándonos un abrazo y unas palabras sencillas de agradecimiento por la visita y expresando su esperanza y aliento hacia la niñez, que para el eran el futuro del país. Fue en uno de los salones que se encuentran contiguos a la calle Ayacucho.
Me conmovió verlo emocionado por nuestra presencia, yo recordaba mentalmente, como todos le echaban la culpa sólo a él, desde los medios de prensa, pasando por la calle hasta en la intimidad de los hogares. Allí sólo pude exclamar a uno de mis condiscípulos, que todo lo que pasaba no era su culpa, sino de sus ministros y colaboradores. Con la perspectiva actual creo que mi razonamiento infantil no estaba tan equivocado, porque quienes lo acompañaron no supieron colaborarle adecuadamente, o peor aún, lo abandonaron en medio del vendaval que se desató. Por eso, quizás, se sintió contento de ver a los niños, que no tienen cálculos o estratagemas ocultas en su inocencia.
Pero, si hay algo que recordar, de ese año tan decisivo, fueron las campañas políticas de los dos principales candidatos que pretendían asumir la presidencia. Allí mi generación escuchó quizás por primera vez, en forma consciente, a dos hombres muy importantes en nuestra historia y que marcaron el devenir de nuestro país en los siguientes años. También se pudo ver a mi criterio, el mayor combate mediático entre dos postulantes y a mi entender, las mejores propagandas en medios de comunicación masiva jamás vistas hasta ese momento.
La primera que se difundió, fue un video donde en una colina altiplánica, nuestra bandera se encontraba desplomada en el piso, ante eso, un grupo de gente de todos los extractos sociales y oficios, se acercaba y la ponían nuevamente de pie. El estribillo musicalizado entonaba: “Hay que ganarle a la anarquía, pongamos al país de pie, ¡¡de pie!! ……AHORA SI!! ¡¡BANZER PRESIDENTE!!”.
La segunda, mostraba imágenes de adherentes vestidos de rosado, respaldadas por una canción absolutamente electrizante y emocionante, que realmente impactaba en el espectador, presentando la efigie de un hombre serio, reputado de extraordinario y que, de acuerdo al mensaje, era el indicado para salir del atolladero: “Pongamos al país en movimiento, pongámonos de frente a caminar, de la mano de un hombre muy capaz de lograr, un mañana sin hambre, ¡¡un país con dignidad!! Porque el pueblo lo exige ¡VICTOR PAZ TRIUNFARÁ!, con tu voto seguro seremos un millón!!”
Dos colosos de la política de ese entonces se enfrentaban, y esta fue sin duda, la primera gran batalla mediática con el uso masivo de los medios de comunicación audiovisual. No había restricciones de horario o tiempos limitados, el bombardeo mediático era incesante y, la verdad lo disfrutaba mucho. Los dibujos animados tenían sus intermedios con esas publicidades y las esperaba para verlas una y otra vez, aprendiendo de memoria sus frases.
Fuimos testigos, sin saberlo cabalmente en ese momento, que era la última vez que Víctor Paz Estenssoro buscaría la presidencia y que Hugo Banzer Suarez dejaba de lado su imagen de militar dictador, presentándose como demócrata redimido con la posibilidad cierta de asumir el poder en democracia. El líder histórico del MNR versus el general de “Orden, Paz y Trabajo”. Los bandos estaban muy bien definidos, pero todos en el ala derecha. Las discusiones sórdidas incluso se percibían con los mocosos en las aulas, influidos por la opinión de sus padres: los que apoyábamos al General Banzer (“dictador”, “asesino” para sus detractores) contra los que apoyaban al “mono”, los “milicianos” y las “barzolas” (Doctor Paz para sus adherentes)
Pero no eran los únicos postulantes, había una sarta de candidatos de todo tipo, se presentaron al final dieciocho candidatos de lo más variopintos, desde Roberto Jordán Pando, quien trató de cohesionar lo que quedaba del desfalleciente MNRI de Siles Zuazo, pasando por Jaime Paz Zamora, el candidato por el MIR quien fue habilitado inconstitucionalmente, que tenía como símbolo un gallo que al final lo identificó para siempre. En ese tiempo la gente comentaba que, en las zonas rurales, el MIR tuvo aceptación por ese símbolo que representaba un nuevo amanecer, la salida del sol, el campesinado no entendía ni flechas, colores o símbolos de siglas, era ese animal y su poderoso mensaje de un despertar.
Y llegó el día esperado, domingo 14 de julio de 1985, todos se volcaron a las escuelas para emitir su voto, no había grandes avances tecnológicos más que la radio y la televisión para enterarse de los resultados. Y a su alcance, con sus limitaciones, ese día emitieron variados especiales animados y muy buenas películas para distraernos, pues existían algunos como yo, que dormían abrazados a su TV portátil incluso haciéndola caer de la cama. La gente fue pacífica y civilizadamente a cumplir su deber y esperar las noticias al final del día. Esa mañana escuche claramente a una mujer del pueblo, decirle a uno de sus allegados: “rosado vas a votar!!”, seguramente en alusión al color del MNR que era marca registrada desde la Revolución de 1952. Yo como “pequeño banzerista”, por influencia de mis padres, me mostré totalmente indignado.
Los resultados se dieron a conocer con el paso de los días. Ganó Banzer con casi 494.000 votos, seguido por Paz Estenssoro con cerca de 457.000. Paz Zamora con 153.000 y Roberto Jordán Pando con 82.000 votos para el MNRI. Existió un caso peculiar en las provincias paceñas, el arrastre que demostró Carlos Serrate Reich con MNR “Vanguardia” quien tuvo un resultado por demás interesante con casi 72.000 votos
Toda la izquierda se fragmentó, en pequeños partidos intrascendentes y tuvieron exiguas votaciones, pero, aunque ustedes no lo crean, muchos tuvieron representación parlamentaria como es el caso del PS1, el FPU de Antonio Aranibar Quiroga, el MRTKL de Genaro Flores o el PDC de Luis Ossio Sanjinez.
La Corte Electoral presentó oficialmente los resultados y fue muy interesante observar por televisión, los escrutinios en tortas generadas por primera vez mediante ordenador, para visualizar cada uno de los resultados por departamento. Banzer ganó en las ciudades, pero Paz Estenssoro se impuso en las áreas rurales y en la mayoría de los departamentos con excepción de La Paz y Cochabamba.
Se definiría todo en el congreso, allí se elegiría al nuevo presidente. Aparecieron publicaciones en los periódicos del país tanto de ADN como del MNR reclamando el triunfo. Fue en ese momento que la propaganda tanto radial como gráfica se hizo más virulenta, atacando a Banzer por su pasado dictatorial, con fotos obscenamente sangrientas y diatribas altisonantes donde se clamaba que no podíamos volver a la dictadura.
Cuando se reunió el parlamento el 4 de agosto de 1985, lo ya charlado entre bastidores se hizo realidad, el MIR, el MNRI y los demás partidos minoritarios, apoyarían a Víctor Paz Estenssoro. El líder del MNR que obtuvo el segundo lugar obtuvo 94 votos frente a 51 que respaldaban al general. En un comunicado televisado a todo el país, Hugo Banzer Suarez, se aferró a su triunfo en primer lugar, pero aceptó amargamente la decisión del congreso. Lo vi pálido, un tanto desencajado, sus palabras sonaban a resignación y a tristeza. No pude evitar un nudo en la garganta porque el personaje así lo trasuntaba a la masiva audiencia.
Y llegó el día, por Televisión Boliviana Canal Siete, el 6 de agosto de 1985, vimos el ascenso de Víctor Paz Estenssoro por cuarta vez a la presidencia. Fue la última vez que se vio juntos a Siles y Paz en un acto público. El mensaje del presidente saliente fue claro, una despedida digna que fue respondida con un aplauso cortés de los miembros del MNR y los dubitativos miristas que lo pensaron dos veces. Los de ADN no se pararon en forma de protesta. Paz Estenssoro y Siles se fundieron en un educado y formal abrazo. Las cámaras captaron el momento para la posteridad: “Gracias” le dijo Hernán. “A vos” le replicó Víctor. Allí, delante de todo el país, los dos líderes sórdidamente enfrentados se separaron para siempre.
Un viejo Víctor Paz Estenssoro, adusto, seguro de sí mismo, con las insignias del mando (la medalla esta vez no estaba al revés), como si hubiese esperado este momento toda su vida, asumió la presidencia. Escuche decir “los mismos de siempre, todo será igual”. Los hechos demostrarían que no, que este Paz Estenssoro, al que aprendí a aborrecer y despreciar por lo que me contaron mis mayores sobre la Revolución de 1952, sería esta vez muy distinto. Con una visión radicalmente diferente, el mandatario tenía objetivos claros y perentorios: frenar el descalabro económico, parar la hiperinflación y normalizar la situación, pero, esto requeriría un ajuste extraordinario, draconiano, liberal, como el mismo presidente diría poco tiempo después: “Es un camino duro, preferiríamos otro menos duro, pero no hay”, lo que devendría en el celebérrimo D.S. 21060 y la Nueva Política Económica. Pero, esa es otra historia.
MORALEJA: Bolivia es de ciclos de veinte años, y, esta no será la excepción.