Pocos meses después de la muerte de su esposa Juana Hernández Calvo, quien fue su leal compañera y confidente, el ex presidente Mamerto Urriolagoitia Harriague entró en un declive final del que no pudo recuperarse, aquejado por una afección cardiaca falleció en la ciudad de Sucre el 4 de junio de 1974.

Sus últimos años se vieron marcados por las estrecheces económicas y las dolencias propias de la vejez, paseando por las principales calles de Sucre, en compañía de su perro pastor belga llamado “Mao”, atrayendo para sí, el saludo cordial de sus amistades o las miradas distantes de sus detractores, pero, sin pasar indiferente. Era el célebre “Chivo”.

Su muerte fue recibida con sincero pesar por una importante parte de la ciudadanía, tal como revelan los periódicos de la época. Urriolagoitia se había granjeado como todos, amigos y enemigos y en la hora final los defectos se diluyen y las virtudes recién aparecen.

Sin embargo, esa vida iniciada el 5 de diciembre de 1895, donde se distinguió como diplomático, explorador del oriente boliviano, político y personaje público, se vio siempre signada por una decisión asumida durante su presidencia surgida en uno de los periodos más conflictivos de nuestra historia, el denominado “Sexenio”  comprendido entre 1946 a 1952, nos referimos al llamado “Mamertazo”

(FUENTE: Museo Universitario Charcas - Sucre - Bolivia)  

Urriolagoitia gobernó férreamente el país después de la licencia temporal de Enrique Hertzog, periodo en el que se desarrolló la Guerra Civil iniciada el 27 de octubre de 1949, donde las fuerzas del gobierno que presidía provisionalmente, se enfrentaron enconada y sangrientamente, con las huestes del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Su victoria lo catapultó a la Presidencia de la República ante la renuncia definitiva de Hertzog. Durante su convulsionado gobierno no cesaron los complots, las huelgas y los atentados, que fueron un constante ataque y contraataque por parte de los contrincantes en conflicto que no se dieron tregua hasta el final.  

El 6 de mayo de 1951, se llevaron adelante las últimas elecciones restringidas de Bolivia, donde sólo votaban varones, mayores de edad, con una propiedad y con un ingreso que no provenía de servidumbre. Para estos comicios Urriolagoitia otorgó una amnistía para todos los oponentes políticos. La inesperada victoria electoral fue para sus detestados rivales del MNR, encabezados por Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo. El candidato del gobierno, Gabriel Gosalvez, quedó en el segundo lugar y declinó luchar en el Congreso Nacional

Ante semejantes resultados electorales, Mamerto se encontró en un laberinto de pensamientos y emociones:  incredulidad, asombro, desencanto, ira, temor, impotencia. Si bien el MNR no había alcanzado la mayoría absoluta, debería ser el Parlamento el que defina y era costumbre hasta ese momento, que se respetase a la fórmula que resultó ganadora de los comicios con mayoría relativa. Algo era seguro en su fuero interno, no entregaría jamás el mando a Paz Estenssoro y tomó una decisión que dejaría atónitos a propios y extraños.

El mandatario convocó de forma inmediata al Alto Mando Militar al Palacio de Gobierno de La Paz, donde manifestó con dura firmeza que no reconocería al ganador de las elecciones, que en este caso era el MNR. Ante este hecho Urriolagoitia urgió al Gral. Ovidio Quiroga para que las Fuerzas Armadas asuman el mando de la nación, el propio Presidente se auto derrocaba exigiendo la ascensión de los militares.

La tensa espera de nueve días que siguieron a las elecciones del 6 de mayo de 1951, fue marcada por una ola de rumores y amenazas que se generaron interna como externamente: el MNR exigía la convocatoria inmediata al Congreso para ratificar su triunfo, el presidente Urriolagoitia tenía la dimisión firmada para la entrega del mando a los militares y estos no podían decidir cuál era el camino que no los comprometa legalmente y a la postre ante la Historia.

Finalmente, las Fuerzas Armadas asumieron el mando en la persona del Gral. Hugo Ballivián Rojas, en vista a que presuntamente las elecciones se habían realizado en forma irregular, así como el MNR habría pactado un acuerdo con el comunismo internacional para la instauración de un régimen contrario a los intereses de la nación.

Casi un año antes en Brasil, el 16 de julio de 1950, en la final del Campeonato Mundial de Fútbol jugado en el Estadio Maracaná, el anfitrión y dueño de casa cayó derrotado imprevisiblemente ante Uruguay por 2 a 1, dejando en medio de la congoja y el llanto a millones de aficionados brasileros que no podían creer semejante catástrofe deportiva, a la que le dieron el nombre de “Maracanazo”.

De allí surgió el denominado “Mamertazo”, pero con connotaciones y consecuencias totalmente distintas, puesto que no estaba en juego un galardón deportivo, sino el destino de millones de personas sumergidas en una escalada de violencia e incertidumbre sin precedentes. 

Víctor Paz Estenssoro, respecto a este aspecto señaló concluyentemente lo siguiente:

“El “Mamertazo” fue un burdo desconocimiento de la voluntad popular que reflejaba también, el escaso o ningún sentido democrático de quien gobernaba el país en el tiempo de la plutocracia minera. El argumento esgrimido de que el MNR suscribió un pacto con el Partido Comunista, era pueril.

La ruptura del proceso democrático nos enseñó que el peso de los votos debía estar respaldado por el peso de las armas.

Por otra parte, si en vez de burlar el resultado de los comicios, se me entregaba el mando de la nación con un poder legislativo en el cual el MNR no hubiera tenido una bancada mayoritaria, habría habido un freno, un factor limitante para la audacia de los cambios revolucionarios. El “Mamertazo” nos forzó a buscar un mayor poder para que el pueblo de Bolivia pudiera ser dueño de su destino.

Las jornadas de abril y los cambios estructurales subsiguientes estuvieron en gran parte, gestados como réplica lógica por el “Mamertazo”. Urriolagoitia fue un instrumento inconsciente de la historia.” 

Gastón Urriolagoitia Villa, sobrino de Mamerto, señala lo siguiente:

“Mucho se especuló sobre esta decisión. Un grupo de la población estuvo de acuerdo con ella, pero prefirió no exteriorizarlo. Otra parte de la sociedad, que también la aprobó, la defendió abiertamente manifestando que apostar al Movimiento Nacionalista Revolucionario - MNR -, no era arriesgarse a lo desconocido, era apuntar a lo que ocurrió en el país durante los años 1943 a 1946; era volver a vivir con temor e incertidumbre, era regresar a los abusos de los incondicionales del poder, era someterse a que se pasara por alto el respeto y la dignidad de los individuos y las instituciones. Finalmente hubo grupos y personas de diversas orientaciones políticas y sociales que no estuvieron de acuerdo con esa forma de proceder, consideraron una medida inapropiada que no era de ninguna utilidad para el país y levantaron duras voces de condena y censura”

El ex Presidente Constitucional de Bolivia, Mamerto Urriolagoitia Harriague, salió al exilio el 16 de mayo de 1951, rumbo a la ciudad de Arica - Chile. De allí continuó a Santiago de Chile invitado por el Presidente Gabriel González Videla y luego a Lima donde también fue huésped del Presidente General Manuel Odría, para luego dirigirse a Londres y finalmente a España. No podría regresar al país por más de doce años. Un largo y penoso exilio había empezado.

Muchas historias parecen estar destinadas a repetirse, la dinámica cíclica es una constante en Bolivia, pero que más se parece a una elipse que salta cada cierto número de decenios con los mismos componentes. Los últimos acontecimientos ocurridos en el país en los días finales de junio de 2024, parecen confirmarlo, aunque con abismales diferencias en sus protagonistas inmediatos, pero con ciertas similitudes en las decisiones que los impulsaron.

Para quien escribe estas líneas, como biógrafo de Mamerto, puedo afirmar categóricamente y con la certeza de la documentación investigada, que esta decisión respondió a la impotencia y decepción que le causaron el recuerdo de la lucha desgastante en su gobierno contra sus enemigos políticos, el contraste inesperado sufrido en el proceso eleccionario y las desavenencias de los actores políticos, que se vieron divididos e impotentes ante los hechos consumados con el triunfo del MNR y que no contaban con la fuerza suficiente para afrontar lo que venía, por lo que,  en una decisión ciertamente arbitraria, Urriolagoitia decidió entregar el poder a los militares, antes de reconocer el triunfo de sus enemigos políticos.

El principal actor del denominado “Mamertazo”, falleció hace cincuenta (50) años, con sus virtudes y defectos, como todo ser humano, dejando en el ideario nacional este término, como la definición para la decisión unilateral de un primer mandatario, que deja a todos pasmados por su planteamiento arbitrario, inflexible y definitivo, que acarrea consecuencias indescifrables para el futuro del país, algo perenne en la Historia de Bolivia.

(FUENTE: Matutino PRESENCIA. Homenaje al Sesquicentenario de la República. 1975)

BIBLIOGRAFÍA

1. Ossio Ortube, Roberto Luis. MAMERTO URRIOLAGOITIA HARRIAGUE: EL SEXENIO, LA GUERRA CIVIL DE 1949 Y EL “MAMERTAZO”. Editorial 3600. La Paz. 2023.
2. Trigo O’Connor d’Arlach, Eduardo. CONVERSACIONES CON VÍCTOR PAZ ESTENSSORO. Comunicaciones El País S.A. Primera Edición. La Paz. 1999.
3. Urriolagoitia Villa, Gastón. MAMERTO URRIOLAGOITIA HARRIAGUE - APUNTES SOBRE UNA VIDA - Buenos Aires. 1997.