Matías, el pequeño boliviano
Matías nunca ha estado en Bolivia, pero se vistió de verde y me obligó a hacerlo, para alentar al equipo en su amistoso contra Ecuador en el estadio Lockhart, situado en la ciudad de Fort Lauderdale, condado de Broward, unos 60 kilómetros al norte de Miami.
He pasado gran parte de mi vida escribiendo sobre deportes y desde que dejé CNN hace 14 años solo he acudido un par de veces a un estadio. Una de ellas fue el sábado en la noche a pedido de mi nieto Matías, empeñado en tomarse una foto con su tío Alejandro Melean.
Matías nunca ha estado en Bolivia, pero se vistió de verde y me obligó a hacerlo, para alentar al equipo en su amistoso contra Ecuador en el estadio Lockhart, situado en la ciudad de Fort Lauderdale, condado de Broward, unos 60 kilómetros al norte de Miami.
El pequeño boliviano salió triste, no solo por la estrepitosa derrota 4-0 ante unos juveniles ansiosos de gloria, sino porque nunca pudo saludar al improvisado defensa izquierdo de la selección boliviana, debido a que se lo impidieron las medidas de seguridad, típicas en un estadio estadounidense.
Pero no todo fue pérdida. Matías al menos pudo conocer a Windsor del Llano. El viejo volante que jugó 30 encuentros con la “verde” –y que allá por los años 70 jugó también por Estados Unidos contra la selección de Polonia (0-1)--, estaba en el estadio de 20.000 asientos.
Del Llano estuvo entre los 300 aficionados bolivianos que alentaron al equipo al grito del clásico “bo, bo, bo…li,li,li, via, via via…” Aunque se veía que el ánimo estaba por el suelo, fue bonito el gesto de los jugadores que al final del cotejo fueron a agradecerles su apoyo.
La noche anterior más de 73.000 hinchas repletaron el Sun Life Stadium de Miami por el amistoso Brasil 1, Colombia 0. Al Lockhart solo fueron unos 2.500. Las entradas de las rectas costaban $55 y menos de un centenar pudieron comprarlas.
La desolación era tal que seguramente al influjo de la TV los organizadores, a 12 minutos de empezado el juego, decidieron que los de las curvas (asientos de $35) pudieran pasar a las rectas, para así quizás dar la sensación de público presente.
Al finalizar el primer tiempo con un marcador de 2-0 y un Ecuador neto dominador, era claro cómo finalizaría el partido y en las tribunas los aficionados dejaron de prestarle atención al partido para dedicarse a corear consignas contra Luis Chiriboga, que pretende eternizarse en la presidencia de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.
El nuevo entrenador, “Sixto Vizuete a la presidencia de la FEF”, gritaba la tribuna. Unos policías decomisaron una enorme pancarta que tildaba a Chiriboga de “ladrón y corrupto”.
Chiriboga llevó a Ecuador al Mundial Brasil 2014 y ahora muestra a un equipo de juveniles con futuro, mientras en Bolivia el equipo no va a un Mundial desde 1994, sigue la improvisación, y Carlos Chávez se aferra a la presidencia de la FBF pese a tener todo el país en contra.
Los reflectores empiezan a apagarse. Matías no oculta su frustración. Se quedó ronco. Como no sabe español, felizmente no entendía las groserías de la tribuna ecuatoriana contra Chiriboga y quizás pensaba que eran gritos contra el equipo de su tío y lo que él gritaba con todas sus ganas era “losers, losers” (perdedores, perdedores).
Nada, Matías, no te decepciones. Acostúmbrate a ver en el fútbol de todo. Lo bueno y lo malo. Y como dice el poeta: “Guarda de tu mirar los brillos de alegría y nunca las nieblas de tristezas”. Amén.
(*) Hernán Maldonado, periodista ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF, Bolivia.