¿Quiénes se creen que son?
Más de 30.000 chutos pululan por el país burlando la Ley, gozando de la subvención del combustible y hasta provocando accidentes como los dos vehículos sin placas, la semana pasada, con seis fallecidos en La Paz y El Alto.
Esta fue la pregunta que me hice al escuchar declarar a un propietario de un auto “chuto” advirtiendo que el Control Operativo Aduanero (COA) no entraría a su territorio; que estaban preparados para dialogar, pero organizados también para defender su medio de trabajo y que habían creado la ¡Asociación de Propietarios de Vehículos Indocumentados! Un desafío a la Ley y la autoridad.
“Chuto” es un mote que mi buen amigo Alfonso Kreidler Guillaux (QEPD) popularizó el año 2005 cuando el IBCE presentó en La Paz el estudio “El contrabando en Bolivia: Una visión heterodoxa”, explicando que en Santa Cruz se llamaba así al auto sin papeles. Chuto es un eufemismo de contrabandeado y el contrabando es un delito.
Defender un chuto como una herramienta de trabajo, no es correcto: lo propio podría decir el asesino, de su pistola; el narco de su laboratorio o el ladrón de su cuchillo.
En todo caso, los dueños de chutos no se van por las ramas: amenazan con linchar a los policías del COA pero además osan pedir una audiencia al Presidente para poder nacionalizar un vehículo por familia.
La respuesta fue contundente: no habrá nueva “nacionalización” -ya tuvieron su oportunidad años atrás- continúa el comiso de chutos; la Fiscalía ingresa al trópico cochabambino para cerrarles el paso y Diprove pide detener al líder de la indicada Asociación de chuteros, en una suerte de aplaudible respaldo a la titánica tarea que -casi en solitario- llevaba adelante la Presidenta de la ANB, Marlene Ardaya, confiscando en dos semanas 120 chutos (¡hay que tener pantalones para hacer esto!...¿o faldas?).
Más de 30.000 chutos pululan por el país burlando la Ley, gozando de la subvención del combustible y hasta provocando accidentes como los dos vehículos sin placas, la semana pasada, con seis fallecidos en La Paz y El Alto.
Aumentar la “sensación de riesgo”; seguir con el comiso de chutos y su entrega a entidades con fines sociales; fundirlos como chatarra o exportar los deteriorados para igual efecto; sanción económica al chutero; detención de quien hace apología del delito; recompensa por denuncia de chutos (inteligencia aduanera civil); campaña de entrega voluntaria de chutos, sin multa; castigo a los responsables por placas clonadas; resolver el intríngulis del B-Sisa; investigar la venta de combustible fuera de las estaciones de servicio; restringir y sancionar la circulación de chutos en municipios de frontera es parte de la solución, sin temer a los chuteros, porque…¿quiénes se creen que son?
(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional
Fuente: “El Deber”
Santa Cruz, 13 de agosto de 2014