Tierra Lejana
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Hernan Maldonado
10/08/2014 - 18:52

Campaña electoral demagógica

En la Cumbre Iberoamericana de Chile, el rey de España, Juan Carlos, no aguantó la demagogia de Hugo Chávez y le espetó un sonoro: ¡Por qué no te callas! Las mismas ganas uno siente estos días al escuchar al intelectual vernáculo.

Toda campaña electoral, hasta en los países altamente desarrollados, tiene su cuota de demagogia, y mucho más desde que los publicistas se especializaron en “vender” candidaturas, pero lo que pasa en Bolivia raya en la exageración.

Evo Morales y Alvaro García Linera, con un descomunal despliegue propagandístico tienen, virtualmente, asegurada la re-reelección en los comicios del octubre por lo que sus campañas apuntan a obtener la mayoría en el Poder Legislativo.

Jamás en la Historia de Bolivia una dupla como la citada ha permanecido tanto tiempo en el gobierno, a pesar de una gestión en la que la corrupción tiene análogas proporciones a los enormes ingresos fiscales, beneficio con el que nunca contaron gobiernos anteriores.

Están todavía por verse los “obras” del gobierno del cambio, --como le gusta llamar a Evo a su régimen de ocho años--  que pese a los ingresos por la venta de gas a Argentina y Brasil y los altos precios de las otras materias primas de exportación no ha construido aún en el país un hospital que se parezca al Obrero de la ciudad de La Paz.

El colega Humberto Vacaflor demuestra que la bonanza boliviana no es obra de Morales y García Linera, sino del mercado internacional. El 2002 el gas costaba $0.92, hoy está a $10. El estaño $1.80, hoy $10. La plata $4.20, hoy $20. El oro costaba $271, hoy se cotiza a 1.400.

Lo que ha hecho Morales, siguiendo el patrón venezolano (el barril de crudo costaba $12, hoy está en casi $100) es crear subsidios, becas, bonos, aguinaldos para comprar votos. Por eso su caudal electoral no decrece y ahora mismo, podría ser elegido con un 52%.

Pero Morales no se beneficia solo de los altos precios, sino que la desocupación crónica en el país, es disimulada con los casi $1.000 millones que anualmente envían al país a sus familiares los bolivianos que emigraron y hoy radican en Argentina, Brasil, Estados Unidos y Europa.

El bienestar económico (no hablemos de la producción de coca) --supremamente mejor que el de Venezuela, por ejemplo--  se da en un país sin mayores complicaciones para adquirir la canasta familiar con la producción propia o importada de países vecinos, legal o ilegalmente.

Salvo algunos abusos, el empresariado privado casi no ha sido desmantelado como en Venezuela. Santa Cruz, el rico departamento, tenaz opositor al “evismo”, ha doblado la cerviz y en octubre hasta puede obsequiarle un triunfo.

Morales, que desde esta semana figura entre los “intelectuales del mundo” por haber firmado una carta de Fidel Castro condenando los ataques de Israel a los terroristas de Hamas, va a su tercer período de gobierno “viento en popa”.

Y he aquí la pregunta. ¿Entonces para qué tanta demagogia en su campaña? Porque no es sino demagogia el haber dicho que “los bolivianos debemos estar listos para el momento en que nuestro país recupere su cualidad marítima”, como si esta gestión estuviera ya por concretarse.

En otra oportunidad ya escribí porqué pienso que la demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, aun si fuera favorable a Bolivia, está a remota distancia y mucho más el que Chile lo cumpla (sentarse a negociar). Varias sentencias de la CIJ duermen el sueño de los justos, sin andar lejos, el más reciente: el litigio entre Colombia y Honduras.

En la Cumbre Iberoamericana de Chile, el rey de España, Juan Carlos, no aguantó la demagogia de Hugo Chávez y le espetó un sonoro: ¡Por qué no te callas! Las mismas ganas uno siente estos días al escuchar al intelectual vernáculo.

(*) Hernán Maldonado, periodista ex UPI, EFE, dpa, CNN, el Nuevo Herald. Por 43 años corresponsal de ANF de Bolivia.

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