Sembrar miedo, para convencer…
¿Se ha puesto Ud. pensar, cuán influenciables podemos ser cuando no reparamos en lo que escuchamos? Informar y comunicar son cosas diferentes. Lo primero va a la razón, lo segundo al corazón, y esto puede influir tanto para bien como para mal.
Una de las técnicas más utilizadas por quienes se oponen al avance de la tecnología es sembrar miedo, aprovechando el desconocimiento del ciudadano de a pie sobre asuntos que son de su interés. Medias verdades, mentiras abiertas, especulaciones y comentarios alejados de la verdad científica y rigurosa, sirven para tal propósito.
¿Se ha puesto Ud. pensar, cuán influenciables podemos ser cuando no reparamos en lo que escuchamos? Informar y comunicar son cosas diferentes. Lo primero va a la razón, lo segundo al corazón, y esto puede influir tanto para bien como para mal.
Una de las técnicas más utilizadas por quienes se oponen al avance de la tecnología es sembrar miedo, aprovechando el desconocimiento del ciudadano de a pie sobre asuntos que son de su interés. Medias verdades, mentiras abiertas, especulaciones y comentarios alejados de la verdad científica y rigurosa, sirven para tal propósito.
Este es el caso de los opositores a los transgénicos -alimentos genéticamente mejorados- que, a falta de una buena explicación, la gente ignora que provienen de una tecnología para producir más y mejor, respetando el medioambiente y que son aprobados para su consumo luego de rigurosas evaluaciones científicas que garantizan que son tan o más seguros que un alimento convencional.
Pese a ello hay quienes siembran miedo para denostarlos y, por ejemplo -queriendo defender lo natural versus lo químico- han llegado a decir que “no es bueno comer, aquello que no puedas pronunciar”. ¿Quiere hacer un experimento? Le pregunto:
¿Comería Ud. un producto compuesto por: Agua (75%), AZÚCARES (12%), Glucosa (48%), Fructosa (40%), Sacarosa (2%), Maltosa (<1%), Almidón (5%), Fibra E460 (3%), AMINOÁCIDOS (<1%), Ácido glutámico (19%), Ácido aspártico (13%), Histidina (11%), Leucina (6%), Lisina (5%), Fenilalanina (4%), Arginina (4%), Valina (4%), Alanina (4%), Serina (4%), Glicina (3%), Treonina (3%), Isoleucina (3%), Prolina (3%), Triptófano (1%), Cistina (1%), Tirosina (1%), Metionina (1%), ÁCIDOS GRASOS (1%), Ácido palmítico (30%), Ácido graso, omega-6: Ácido linoleico (14%), Ácido graso omega-3: Ácido linoleico (8%), Ácido oleico (7%), Ácido palmitoleico (3%), Ácido esteárico (2%), Ácido láurico (1%), Ácido mirístico (1%), Ácido cáprico (<1%), Ceniza (<1%), Fitosteroles, E515, Ácido oxálico, E300, E306 (Tocoferol), Filoquinona, Tiamina, COLORES (amarillo-naranja), E101 (Riboflavina), amarillo-marrón (E160a), SABORES (Etanoato de 3-Metilbut-1-ilo, Etanoato de 2-metilbutilo, 2-metilpropan-1-ol, 3-metilbutil-1-ol, Butanoato de 2-hidroxi-3-metiletilo, 3-metilbutanal, Etil hexanoato, Etil butanoato, Acetato de pentilo), 1510 y Agente de maduración natural (Gas Etileno)?
Si dijo que no lo comería por tener muchos químicos…¿quién podría convencerle que acaba de rechazar el comer un rico plátano completamente natural?