¡Mañana será demasiado tarde!
"Tal vez -pensando en voz alta- ha llegado el momento de plantear un gran pacto productivo", fue la inesperada expresión que rescaté como la más importante del discurso pronunciado por el Ministro de Gobierno, Dr. Carlos Romero, en el Acto de Posesión del Directorio 2016/2017 de la prestigiosa Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) presidida por el vanguardista productor agropecuario, Lic. Reinaldo Díaz Salek. La idea de “un gran pacto productivo” con el sector fue…¡música para mis oídos!
"Tal vez -pensando en voz alta- ha llegado el momento de plantear un gran pacto productivo", fue la inesperada expresión que rescaté como la más importante del discurso pronunciado por el Ministro de Gobierno, Dr. Carlos Romero, en el Acto de Posesión del Directorio 2016/2017 de la prestigiosa Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) presidida por el vanguardista productor agropecuario, Lic. Reinaldo Díaz Salek. La idea de “un gran pacto productivo” con el sector fue…¡música para mis oídos!
Y es que -a diferencia de quienes me tildan de inocente y hasta de iluso- cuando oigo a alguien decir algo bueno, lo hago con el debido respeto y le tomo la palabra sobre lo dicho, especialmente si es coherente, si no tiene solo una buena intención sino el ánimo de avanzar en soluciones y, mucho más si sus antecedentes lo avalan. Éste es el caso del Ministro de Gobierno cuya propuesta, pese a no representar a la entidad cabeza del sector agropecuario, la he tomado muy en serio, mucho más cuando hace un tiempo atrás fui testigo de una contundente y positiva actuación suya en favor del sector agroproductivo.
En relación al tema -el año pasado- en vísperas de la Cumbre Agropecuaria “Sembrando Bolivia” que tendría lugar en el mes de abril, en Santa Cruz, escribí una columna que titulé “Una oportunidad de oro…” (EL DEBER, 11.2.15) donde dije que “…en función del preocupante escenario económico que el señor Presidente del Estado Plurinacional intuye de aquí en más, se abre la posibilidad de hacer las cosas bien para desarrollar una parte importante de la economía, por lo que confío que -rompiendo mitos, dejando atrás prejuicios y sobre todo, escuchando al sector agroproductivo- se trace una senda pragmática de progreso para que todos los bolivianos vivamos bien”.
La oportunidad de oro tenía que ver con adoptar inteligentes políticas públicas para consolidar la soberanía alimentaria plena en Bolivia y convertir en graneros al Oriente y Occidente, cada región con su propia vocación y sus opciones de progreso y desarrollo.
A un año vista de aquel entonces, con un dantesco escenario de bajos precios -muy lejano al del auge vivido durante años- no hay lugar para más equivocaciones: o hacemos un pacto productivo para utilizar todos los recursos disponibles -la agrobiotecnología entre ellos- para producir más y mejores alimentos con una mayor productividad y competitividad, o retrocedemos y volvemos a ser la Bolivia importadora de alimentos que beneficiaba a terceros…
Santa Cruz, 4 de mayo de 2016