Serotonina
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Ivan Arias Duran
11/01/2016 - 11:53

Que no hay oposición?, que no hay programa?

¿Por qué es media verdad?. Una cosa, dicen los expertos, es que la oposición haya sido derrotada, otra que haya sido aniquilada. Una cosa es que los vientos dominantes hayan estado en favor de los movimientos populistas, otra es que hayan sido los únicos ventarrones. Haciendo una revisión de los últimos diez años, encontraremos algunos hitos que demuestran que la oposición, en sus diversas expresiones, no estuvo ausente y que, en su peor aleteo, supo sobrevivir y sacar fuerzas para no solo sentar presencia sino influir en la agenda nacional en asuntos y momentos determinantes. Veamos. 

Los principales voceros gubernamentales, a la cabeza del Vicepresidente, cansinamente machucan ante la opinión publica un viejo sofisma: “No hay oposición! No tienen proyecto, no tienen programa país”.  Y con esa perorata están ya más de diez años. Según un estudioso del MAS, esa consigna surgió ante la necesidad que a la oposición boliviana no solo había que derrotarla física y organizacionalmente (asalto de prefectura en Cochabamba, Huanuni, Porvenir, Kalancha, caso terrorismo, Hotel las Américas, exilios y encarcelamientos) sino también moral y espiritualmente.

Y para ello había que machacar con su “no existencia”, con su incapacidad, con su aislamiento y con su insignificancia. Reducirlas a nada en su propia mente, repetir tanto hasta que ellos, los opositores, la asuman como una verdad, como una realidad indiscutible. No hay mejor victoria para un verdugo, que su subyugado asuma como propias su desgracia y su destino de ser dominado.

Y si uno revisa los últimos años comprobará que la mayoría de periodistas y analistas independientes como la mayoría de los líderes y voceros de la oposición, repiten como loros que no hay oposición, que no hay programa, que no hay ideas nuevas, que no tienen propuestas. Repiten con “maestría” lo que “el amo” les inculcó. En el caso de los líderes y voceros de opositores, dan cumplimiento al objetivo del dominador. En el caso de los periodistas y analistas independientes hacen de martillos para anclar una “verdad” no comprobada. De esta manera, por un lado y otro, contribuyen a la sensación y la idea que solo hay un partido y una sola propuesta que puede dirigir y pensar en Bolivia: el MAS y sus líderes.

¿Es esto verdad? En un coloquio con analistas políticos, todos coincidieron en que las afirmaciones de los ideólogos del Gobierno lograron, en parte, su efecto, pero que, analizando en detalle, son medias verdaderas. ¿Por qué fue un logro? Primero se debe partir de la constatación que la oposición fue derrotada políticamente en varios momentos ya por aciertos del gobierno o ya, las más de las veces, por desaciertos propios. La oposición no supo leer el momento histórico de agotamiento del periodo neoliberal y de las ansias de cambio que soplaban en Bolivia y América Latina. Cambios que aparecían como novedosos y revolucionarios: empoderamiento de los movimientos sociales, sed de ajuste de cuentas, desinstitucionalización, obrismo deslumbrante, estatismo, centralismo, caudillismo y promesa del paraíso socialista donde la pobreza, la exclusión, la corrupción y la injusticia serían erradicadas. En este contexto, las fuerzas oficialistas lograron imponer, en el imaginario de la opinión pública, que la oposición no existía o si existía era débil y carente de propuestas.

¿Por qué es media verdad?. Una cosa, dicen los expertos, es que la oposición haya sido derrotada, otra que haya sido aniquilada. Una cosa es que los vientos dominantes hayan estado en favor de los movimientos populistas, otra es que hayan sido los únicos ventarrones. Haciendo una revisión de los últimos diez años, encontraremos algunos hitos que demuestran que la oposición, en sus diversas expresiones, no estuvo ausente y que, en su peor aleteo, supo sobrevivir y sacar fuerzas para no solo sentar presencia sino influir en la agenda nacional en asuntos y momentos determinantes. Veamos. 

2008: reforma de más de cien artículos de la nueva CPE que impidió una copia a rajatabla de la CPE chavista y catalana. 2010: defensa del TIPNIS y desenmascaramiento del régimen en su dimensión étnica y pachamamista. 2011: derrota de la oficialista Jessica Jordán en elecciones a gobernación en el Beni. Ese mismo año, derrota en la elección de magistrados por voto popular imponiéndose los blancos y nulos impulsados por la oposición. 2012: derrota del oficialismo para la Alcaldía de Sucre. 2013-2014: se cae el caso terrorismo con los exilios del entonces senador Roger Pinto, del Fiscal Marcelo Soza y el asesinato de Analy Huaycho en manos del capitán Jorge Clavijo principal involucrado en la matanza del hotel las américas. Estos hechos abrirán las dudas de si en Bolivia se vive realmente un Estado de Derecho o una democracia de baja intensidad. 2014: a finales del 2013 Pagina Siete hace las primeras denuncias sobre indicios de corrupción en el Fondo indígena que será la punta de lanza para que, luego, el entonces dirigente campesino y hoy diputado Rafael Quispe, destape uno de los fondos de corrupción más escandalosos a nivel gubernamental. 2015: derrota del oficialismo en 8 de las 10 principales ciudades de Bolivia en las justas autonómicas de marzo. En esas elecciones se evidencia que el MAS ya no es más el hegemónico en el área rural. El mismo año, en octubre,cinco departamentos de occidente le dicen NO a los estatutos impulsados por el MAS.

En todo caso, la oposición en todas sus vertientes no es consiente o no quiere asumir que, a pesar de su derrota, existe y, a veces, son ellos mismos los responsables de su infravaloración. Por otro lado, aún no han demostrado voluntad de ponerse, creativa, imaginativa y modernamente a la altura de los desafíos que se avecinan porque siguen aferrados a prácticas caudillistas, aislacionistas y confrontacionistas. En marzo del 2015 el país dio su voto para sembrar la emergencia de nuevos liderazgos. Las propuestas de país no hay que buscarlas en marte, están en el día a día de la gente que ya muestra cansancio de la confrontación, del “yo le meto no más”, de la descalificación del rival, de las obras megalómanas insostenibles que descuidan lo básico, de la falta de libertad de expresión, del despilfarro, la corrupción y del sojuzgamiento de la institucionalidad estatal al servicio de un solo partido y personas.

Ivan Arias Duran

Ciudadano de la Republica Plurinacional de Bolivia

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