-
La actriz boliviana ve mayor perspectiva profesional
El ser actriz y ahora productora le ha dado mayor perspectiva en su trabajo, por lo que ya tiene en mesa nuevos proyectos cinematográficos.
Sus idas y venidas continuas a Bolivia, se iniciaron hace dos años atrás cuando la actriz boliviana Carla Ortiz decidió producir el filme “Olvidados”, de la mano del director mexicano Carlos Bolado; una historia basada en el Plan Cóndor, conocido por la coordinación entre los regímenes dictatoriales en América Latina durante los años 70. La película se estrenó el mes de julio en el país, luego se llevará al exterior.
La actriz nacional de mayor renombre en el ambiente cinematográfico a nivel internacional, resalta que en su nueva etapa de productora se ha reinventado, aunque admite que ha venido postergado algunas cosas en su vida personal.
“Ahora estoy enamorada, fascinada con lo que estoy haciendo. Me he reinventado siendo productora, coescribiendo un guión, estoy haciendo varios, estoy conociendo Latinoamérica, he conocido más de Bolivia en estos dos años y medio que en los últimos 15 años, bien y con calma porque tengo prisa”, señala.
Al terminar la sesión fotográfica no luce agotada, más bien esboza una sonrisa como recargada de energía y sigue con la entrevista. Reconoce que nunca pensó en un productor/a para tomarlo como ejemplo, “pero creo que producir significa crear y admiro a todos los productores que han logrado un resultado maravilloso de alta calidad, donde puedes no sólo comunicar el mensaje que quieres, o la historia que quieres contar, además lograr tener éxito con lo que haces”.
-
Estamos en un momento de jaque mate
¿Cómo empieza su etapa de productora?
Cuando decido iniciar este proyecto (Olvidados), estoy empezando a vivir el resultado de lo que he hecho durante dos años y medio, ha sido un proceso no sólo difícil sino bastante pesado y de mucho aprendizaje. La estoy viviendo con nuevos aprendizajes cada día, con nuevas sonrisas, nuevos retos, es una experiencia fascinante.
¿Qué fue lo más fácil y qué lo más difícil?
Lo más fácil ha sido usar los contactos que no sabía que tenía, los contactos que han ido apareciendo y aprovechar el’ know how’ (saber-cómo), que uno ha ido construyendo a lo largo de su carrera, la parte que te ayuda en la producción. Porque como actriz no pides favores, no necesitas apoyo de empresas, pero como productora, sí.
Lo más difícil ha sido dar el paso y pedir el favor, estar a cargo de un equipo tan grande; el hecho de saber que cuando estás por primera vez de productora, después de haber sido actriz, te están poniendo constantemente a prueba y te están tomando un examen para ver si realmente eres buena productora.
¿Por qué eligió esta historia?
Porque el momento es oportuno. Mi amigo (investigador boliviano) Mauricio (d’Avis) me había presentado el guión original de esta película hace más de siete años y me pareció fascinante e importante que este tema se difunda y se recuerde. Este es un momento en que Latinoamérica está preparada para recordar.
¿Desde esa perspectiva, cómo ve el cine boliviano?
Si te soy sincera, los últimos cinco años se ha hecho cine muy irresponsable, lo que ha dejado resultados catastróficos en la atención del público y en el cine boliviano. Pero, en estos cinco años también se ha hecho buen cine. Entonces, estamos atravesando un momento de jaque mate, o nos ponemos las pilas y hacemos mejor cine, un cine responsable de gran calidad y saltamos a la nueva generación o nos quedamos ahí.
-
Me identifico con Manuela Gorriti y
Juan Azurduy de PadillaSobre la elección para escenificar un papel, Carla Ortiz asegura que “me gusta que sean personajes que dejen algo a la gente cuando se va de la sala (de cine), no importa si es una activista, una novelista, una prostituta, no importa, mientras tenga una historia linda y un desarrollo precioso”, afirma.
¿Se identifica con alguno de los personajes?
Cuando leí sobre (la escritora) Manuela Gorriti, la historia de la boliviana que se casa con (Manuel Isidoro) Belzu, básicamente ella lo lleva a ser Presidente. Es un personaje con el que me identifico como mujer y como persona. Con Juana Azurduy también, desde todos los puntos de vista porque no sólo era una mujer valiente y atrevida, sino que era innovadora. Tal vez sí (me identifico) con ellas dos.
¿Y con la Chaskañawi?
La Chaskañawi es muy cruel (ríe). No sé, yo creo que debe haber algo de ella vivo en mí, pero espero que no mucho. Me parece un personaje grandioso, fascinante, la filosofía de vida que tiene, lo adelantada que está en el tiempo, la forma que tiene de pensar y su posición, sabe muy bien quien es ella y de lo que es capaz. La admiro bastante.
¿Y el personaje en Olvidados?
Lucía, creo que tengo un poco de Lucía. Es un personaje más ‘naif’, se dice en inglés, es un poco inocente, es el personaje que vive la vida con sus sueños, en su mundo, sin conectarse con el mundo de afuera. He hecho de una mujer embarazada y ha tocado las fibras más profundas de mi corazón y he crecido como actriz a través de ella, porque sufre, lo que le pasa hace que se acelere su proceso de maduración, su proceso de entender la posición social que está viviendo.
¿De qué actor aprendió más?
De Damián Alcázar, el mexicano que es el protagonista central, además es uno de los mejores actores de América Latina, está en el top de los cinco mejores actores latinoamericanos, es una persona que trabaja mucho el guión, lo trabaja en movimiento. Me ha encantado trabajar con él, es tan tranquilo.
¿Y de los nacionales?
Me gustan todos. No he podido estar en escena (en Olvidados) con ninguno, sólo con Cristian, es un gran actor y un gran ser humano y artista, su sensibilidad es especial. Con Milton no nos ha tocado actuar, pero es maravilloso, es una persona muy humilde desde todo punto de vista, por eso es grande, porque es muy generoso como actor y muy dedicado, estudia mucho sus personajes. Quizá sería más fácil decir con quién no me ha gustado trabajar y también podría decir porque he disfrutado trabajar con todos.
-
Tiene un restaurante y un camión
de comida rápidaCarla Ortiz volverá a la televisión junto a Reynaldo Pacheco, boliviano que también radica en Los Ángeles y con quien coescribe un guión para una serie que será filmada en breve.
“Es una serie de heroínas latinoamericanas, latinas sexis. Es una idea mía desde hace tres años. Reynaldo estaba terminando unos cursos de guión, leí (su trabajo), me pareció muy bien y lo escribimos juntos”.
Además, en su faceta empresarial, tiene un negocio en los Estados Unidos en sociedad con su ex pareja Sandro Finoglio –un ex Mister Mundo-.
“Fue mi novio por 8 años, es una de las personas más importantes de mi vida y es mi socio, es mis ojos. Mi tío está como Gerente del restaurante y del camión de ‘Churros Calientes’, donde voy a hacer café, he tomado clases de bar, me encanta ir a limpiar y hacer los churros o atender las mesas. Tenemos un logo hermoso que es San Martín cruzando sobre el fuego, es un huequito chiquito. Al principio decíamos estamos al lado de un cine y no viene nadie, ahora no pasa un día sin que hayan unas 30 personas esperando entrar”.
Los “churros”, en un futuro, podrían venderse en Bolivia, por lo pronto tiene propuestas de Medio Oriente y ya prepara la franquicia.
-
Enamoro con alguien a quien no le gusta la farándula
“Soy una persona que ha escogido ser actriz y artista, no para ser celebridad y un ídolo. Es la primera vez que pienso en ello, mi propósito nunca ha sido ser famosa (…) nunca publicito nada de mi vida privada, nadie sabe cuándo empiezo o termino una relación, porque respeto mucho la privacidad de la gente que decide estar con una persona que es pública”, dice.
¿Y ahora está en una relación?
Estoy con una persona (ríe), de hecho no le gusta la farándula y por ende lo respeto al cien por ciento, me hace feliz y me corresponde hacerle feliz también.
¿Cómo lidia él con su profesión?
Está intentando no conectarse mucho con mi vida profesional y estamos intentando aislar un poquitito lo que es la carrera, llegará el momento que le tocará estar ante las cámaras. Es muy violento para la persona que no está acostumbrada, que de repente le comiencen a preguntar cosas personales cuando nunca en su vida le ha contestado ni a su mamá.
¿Su carrera perjudicó otra relación?
Siempre, por todos los motivos de lo que significa la actuación, la farándula, siempre te ven más grande de lo que eres, tu carrera crea una sombra y de repente desaparece en esa sombra. Te hacen historias, terminas en medio de historias, es la forma legal de ser infiel, donde te pagan para que seas infiel, para que te beses, tengas escenas de amor, viajes y estés meses separado, y tienes que hacer un gran esfuerzo para que la persona que quieres esté contigo y crea mucho en vos, y no lo que dicen afuera.
¿Pero piensa formar una familia?
Claro, soy apegada a mi familia. Creo que tener hijos y una familia son decisiones que por más de que las quieras tomar, llegan en el momento que tienen que llegar. Si estoy produciendo una película y estoy en cinco países en un mes, lógico que no me voy a embarazar, sería una irresponsabilidad, Dios es demasiado grandioso y el momento perfecto llega, es una forma muy hermosa de completar a una mujer, siendo madre.
-
En este salto que plantea ¿le falta mucho a nuestro cine?
Se han hecho cosas maravillosas, se ha hecho cine, se han hecho películas y conocemos cuales son las grande películas que han marcado historia no sólo en el cine boliv iano, sino que han destacado internacionalment. Pero creo que nos falta preparación y foguearnos más.
Los directores tardaban seis años para hacer una película y era una ¡señora película!, cuatro años y era de gran calidad. Tenemos que darnos cuenta que no podemos hacer las cosas así nomás, tenemos que hacer las cosas muy bien porque el cine es el séptimo arte, es un arte, entonces creo que nos falta preparación actoral, tienen que haber más escuelas, más intercambio con el extranjero.
¿Se ve como directora?
Mi propósito básicamente es producir las películas que voy a protagonizar, esa es mi meta. ¿Dirigir? Tengo un respeto absoluto por cada una de las posiciones que se toma en el séptimo arte, tal vez en algún momento.
¿Cuántos proyectos tiene para actuar y producir?
Estoy trabajando en dos proyectos específicos: La Chaskañawi, voy a hacer el personaje, la voy a producir, estoy coescribiendo el guión y Juana Azurduy de Padilla que también voy a protagonizar y producir.
Se inclina por la historia ¿qué le motiva a aquello?
La reivindicación de Bolivia en el proceso histórico latinoamericano y la posición de la mujer boliviana que es muy fuerte y ha definido cosas importantes. Cuando uno ve para atrás reconoce a las heroínas de la Coronilla, Manuela Saénz entre las escritoras, tenemos grandes heroínas que no han podido traspasar porque los bolivianos no hemos sabido contar sus historias. Entonces quiero tomar esa responsabilidad. Tenemos estos personajes de las novelas como La Chaskañawi, La Misk’isimi, La niña de sus ojos, que son historias maravillosas; quizá son las novelas folklóricas y costumbristas, pero han marcado historia en Bolivia y pueden ser conocidas a nivel internacional.
GEN BOLIVIA