En su último informe, publicado en los últimos días, la firma calificadora Moody’s redujo la calificación de Bolivia de B1 a B2  debido a la reducción de los ingresos del país, erosión fiscal, menor ingreso de divisas por la venta de hidrocarburos y a la incertidumbre política.  Asimismo, Moody’s ajustó la perspectiva del país de negativa a estable, principalmente por la favorable estructura de deuda del país.

“La decisión de rebajar las calificaciones de Bolivia refleja la erosión material fiscal y en los buffers de reserva cambiaria; y perspectivas a mediano plazo de crecimiento económico reducido, ingresos públicos más bajos, generación y ganancias de divisas más débiles en un contexto de demanda relativamente débil del sector de hidrocarburos e incertidumbre política persistente”, señala el informe.

No obstante, según la compañía, “la perspectiva estable refleja que, en el nivel de calificación B2, los riesgos para el perfil crediticio de Bolivia están equilibrados”.

Eso sí, consideró que el gobierno que surja de las elecciones generales del 18 de octubre enfrentará desafíos importantes para “implementar ajustes de política fiscal y reformas estructurales”. “La estructura de deuda favorable de Bolivia y la alta asequibilidad de la deuda ayudarán a mitigar los riesgos crediticios y respaldarán su perfil crediticio soberano”, se lee en la traducción del comunicado de la entidad.

Sobre el tema, según un boletín del Ministerio de Economía, Moody’s señaló en su informe que la rebaja de la calificación de Bolivia de se debe a la caída  en el ahorro fiscal, que pasó del 27% del PIB en 2013 al 10% en 2019, y también al incremento de la deuda pública, que pasó del 38% del PIB en 2013 al 57,5% en 2019.

“En ese sentido, se puede apreciar que el deterioro fiscal que generó este resultado adverso para el país es producto de políticas inadecuadas en los pasados seis años”, informó el Gobierno, según información de Correo del Sur.