El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, identificó tres desafíos importantes que el Órgano Electoral y, la sociedad en su conjunto, deberán afrontar de cara a las elecciones generales del 3 de mayo del 2020 y las elecciones subnacionales que también se desarrollarán durante esta gestión.

En un acto público, Romero aseveró que el primer desafío del TSE será garantizar que se lleve adelante unos comicios transparentes y de alta calidad.

Esto significa, dijo, tener un padrón debidamente saneado, “incluyendo a jóvenes que cumplen 18 años, actualizando datos de personas que cambiaron de domicilio y depurando a los fallecidos”.

Asimismo, ese primer desafío representa tener un sistema tecnológico seguro, actualizado en su estructura y programa y debidamente auditado; tener una cadena de custodia adecuada; y un mecanismo confiable de difusión de resultados.

El segundo desafío, aseguró Romero, es garantizar que el TSE tenga un comportamiento ideal, lo que significa que el Órgano Electoral sea “independiente de los poderes del Estado e imparcial de las organizaciones políticas”.

Finalmente, el tercer desafío de cara a las elecciones, aseveró Romero, es el de lograr acuerdos básicos y el consenso de todos los actores políticos e institucionales del país.

“Para que la elección cumpla su misión democrática, el organismo electoral necesita el compromiso de las instituciones, partidos, medios de comunicación, comunidad internacional y, sobre todo, de la ciudadanía", afirmó.

Por otro lado, el Presidente del TSE pidió no olvidar las lecciones que dejó la “experiencia traumática” de las elecciones anuladas del pasado 20 de octubre.

En su criterio, lo sucedido el 2019 deja tres lecciones importantes. Primero, que “ningún proyecto democrático se construye sin o contra las fuerzas políticas que se hallan en una oposición”.

“Si deseamos democracia debemos asumir que en ese régimen ancho y amplio caben todos, sin conquistas definitivas del poder y con la responsabilidad transitoria enmarcada en la alternancia”, dijo.

La segunda lección, aseguró, es que el Órgano Electoral debe ser independiente e imparcial porque “cuando se lo puso a disposición de un solo grupo resultó costoso”.

“Las fuerzas políticas y la ciudadanía retiran su confianza cuando la institución electoral traiciona su misión de ser y manipula los datos para no expresar la verdadera voluntad popular”, dijo.

Y la tercera lección es que el organismo electoral necesita solvencia técnica para evitar que las fases previas a la votación, el día de la elección, y en las etapas siguientes etapas se produzcan fallas que desacrediten el proceso electoral.