Coronavirus
César Sánchez
26/03/2020 - 17:28

Más del 80% de la población estudiantil no asiste a la escuela o la universidad debido al coronavirus

A nivel global, suman 1370 millones los alumnos que han debido interrumpir sus clases, casi el 80% de la población estudiantil, y la cifra aumenta cada día a medida que los centros escolares cierran para contener el contagio del COVID-19.

Debido a la emergencia generada por la pandemia del coronavirus, más del 80% de la población estudiantil dejó de asistir a la escuela y las universidades. En concreto, son 1.370 millones de estudiantes y 60,2 millones de docentes afectados, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

En América Latina, la cifra se estima en más de 156 millones, más del 95% de los alumnos, lo que “incluye a los estudiantes universitarios y de educación técnica, educación profesional, o sea, todos los niveles formales de educación”, explicó la asesora regional en Educación para la Salud y el Bienestar de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de ese organismo, Mary Guinn Delaney.

“La emergencia que atraviesa el mundo debido a la pandemia del coronavirus COVID-19, nos hace apreciar el trabajo de los y las profesoras porque nos obliga a enfrentarnos con un vacío muy grande. Ahora que nos ha pasado lo impensable a nivel global, tenemos otra perspectiva de lo que es impensable y debemos prepararnos para muchos escenarios totalmente nuevos que exigen respuestas que no hemos armado hasta ahora”, dijo Delaney en una entrevista con Noticias ONU desde Santiago, Chile.

En su opinión, la coyuntura actual abrirá un espacio importante para reexaminar lo que se busca de los sistemas de educación formal. “Creo que las lecciones que estamos aprendiendo acerca de la solidaridad de la ciudadanía global nos va a servir para fortalecer la educación formal”, apuntó.

Enseñanza y alimentación

El cierre de las escuelas tendrá impactos a corto, mediano y largo plazo. El más inmediato y evidente es la interrupción del aprendizaje, pero también es inmediata la interrupción de la alimentación que muchos niños y adolescentes reciben en las escuelas y que a menudo constituye su principal fuente de nutrición. Hasta el 20 de marzo, el Programa Mundial de Alimentos calculaba que 300 millones de alumnos de primaria habían dejado de recibir sus alimentos al haberse suspendido sus clases.

En América Latina y el Caribe, los programas de alimentación escolar son de larga data en todos los países, desde los más pobres hasta los más avanzados. “Yo diría que la mayoría de los niños que están en primaria y secundaria recibe algún tipo de colación o comida en el contexto escolar. Por ejemplo en Chile, un país que tiene, quizás, más riqueza que algunos otros en la región, más del 75% de los alumnos recibe alimentación escolar. Y en muchos otros países es el 100%”, destacó Delaney.

Impacto psicológico

Pero las bondades de ir a la escuela no se reducen a aprender y comer. “Además de la enseñanza formal y la alimentación, el ámbito escolar es un lugar seguro, protector, que contiene a los niños, sobre todo en los contextos difíciles y peligrosos”, señaló la experta.

Cuando los niños están limitados al espacio de su vivienda, sea ésta grande o pequeña, y se ven impedidos de convivir con sus amigos y asistir a la escuela, se aburren y tornan inquietos, muchas veces, empujando a los padres a situaciones de estrés que pueden devenir en violencia doméstica. “La falta del colegio en sus vidas diarias tiene un impacto enorme a nivel individual y de familia”.

Para la asesora regional de la UNESCO, la actual crisis “nos va a dar la oportunidad de apreciar el trabajo de los y las profesoras y ojalá que nos demos cuenta de la importancia y el tremendo trabajo que se hace en las seis u ocho horas diarias que los estudiantes pasan en la escuela”.

Delaney indicó que toda la población está recibiendo un impacto psicológico. “La incertidumbre, la ansiedad, el miedo, la avalancha de noticias e información que nos está llegando tienen un efecto en todos nosotros y los niños no son inmunes a la ansiedad que expresamos todos los adultos”.

El internet, una solución que excluye a los más pobres

Con el objetivo de mitigar el efecto de la interrupción de clases, muchos países se han dado a la búsqueda de soluciones de enseñanza a distancia, la mayoría de las cuales implica que el estudiante tenga en casa no sólo una computadora, sino acceso al internet.  Sin embargo, esa solución no es realista porque excluye a los estudiantes más pobres.

“Ciertamente, la solución virtual podría ser parte de la respuesta, pero no podemos contar con acceso a esta respuesta mucho más allá de algunos grupos menos vulnerables o con más acceso. Y como cualquier tema de desigualdad en América Latina y el Caribe, los efectos de esta crisis van a golpear más fuerte a los grupos más vulnerables”, acotó Delaney.

Recordó que el acceso al internet está muy concentrado en las ciudades capitales y que si hay acceso, no hay la costumbre de usarlo como un mecanismo educativo. “Hacer clases en línea u organizar la modalidad virtual requiere un conjunto de capacidades y recursos pedagógicos que en la región no tienen el nivel necesario para pensar que una solución en línea va a resolver gran parte del problema.” En México, por mencionar un caso, sólo el 60% de los estudiantes tiene internet.

En este sentido, la funcionaria de la UNESCO reconoció que si bien hay plataformas, se debe recurrir a la televisión y la radio: “La televisión nacional pública y la radio se han mantenido en muchos países como una opción para alcanzar a grupos grandes. En cuanto a materiales impresos, por el momento tenemos la misma limitación que con la comida: la distribución física”.

La pandemia del coronavirus COVID-19 ha probado que ningún país tiene un sistema educativo preparado para este tipo de emergencias. “Esta figura de cierres totales de sistemas escolares, realmente es inédita. No conozco ningún país que haya tenido que responder a una crisis de estas dimensiones, especialmente en conjunto con un cierre social tan amplio”.

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