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Redacción Oxígeno
06/06/2020 - 15:55

Consumo excesivo de alcohol en jóvenes de Tarija, una bomba de tiempo

El siguiente reportaje fue elaborado por Erica Ruiz Loayza gracias al Fondo de apoyo periodístico “La Paz y Tarija a través de nuevas miradas” de la Fundación para el Periodismo.

Hoy el Coronavirus está cambiando la forma de relacionarnos y, sin duda, marcará un antes y un después en las relaciones sociales por el alto riesgo de contagio que presenta en el contacto directo entre personas. El alcoholismo, en este sentido, puede constituirse en el detonante de un rebrote del virus pues muchas de las prácticas sociales del país están íntimamente ligadas al consumo de bebidas alcohólicas. 

El siguiente reportaje fue elaborado gracias al Fondo de apoyo periodístico “La Paz y Tarija a través de nuevas miradas” de la Fundación para el Periodismo.

Un estudio realizado por la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en la ciudad de La Paz el 2018 reveló que Tarija es uno de los tres departamentos que encabeza el consumo de bebidas alcohólicas. Dicho estudio señala que los departamentos que encabezan son: La Paz, Chuquisaca y Tarija, respectivamente. La investigación determinó que 7 de cada 10 bolivianos consumen bebidas alcohólicas, además, que 5 de esos 7 son jóvenes entre 13 y 20 años.

Pero, ¿por qué muchos adolescentes consumen alcohol de manera abusiva, pese a estar claras las consecuencias negativas de tal abuso? Marlene Coca, psicóloga especializada en la temática señala que: “las expectativas hacia las bebidas alcohólicas son creencias referidas a los efectos que estas producirán en el comportamiento, el estado de ánimo y las emociones de quien las ingiera. Las expectativas positivas hacia el alcohol incluyen expectativas de activación y de sedación. Las primeras se refieren a la dimensión desinhibidora y facilitadora social de las bebidas alcohólicas, mientras que la segunda hace referencia a la capacidad ansiolítica de estas. Las expectativas que caracterizan el beber abusivo adolescente son experimentar euforia, asumir comportamientos relacionales más arriesgados y sentir relajación y pérdida de la noción del tiempo”.

Según los datos revelados, los jóvenes, además, tienden a consumir bebidas de mala calidad y no toman en cuenta los efectos que pueden producir en su salud. Ahora bien, pese a la existencia de la Ley 259 de control al expendio y consumo de bebidas alcohólicas, en Tarija aún no se implementó la misma, por lo que no existe una normativa que pueda sancionar la venta excesiva de estos productos, especialmente a menores de edad.

Además, según un estudio realizado por el Centro de Investigación Estadística de la Universidad Privada Domingo Savio (UPDS), en coordinación con la Secretaría de la Mujer y la Familia de la Alcaldía de Tarija en 2019, las principales consecuencias son conflictos familiares, delincuencia y violencia.

Según el psicólogo Enrique Sánchez, “la adolescencia representa la transición de la niñez a la edad adulta, es decir, es un periodo de desarrollo donde la persona adquiere las capacidades físicas y psíquicas que la identificarán el resto de su vida. Es una etapa de profundos cambios y que está marcada por la inestabilidad y, en la mayoría de las ocasiones, el desconcierto y la confusión de los propios jóvenes ante sus cambios”. El mismo Sánchez añade que “el cerebro del adolescente se encuentra en constante desarrollo y crecimiento; durante la adolescencia el joven va a adquirir todas las capacidades de razonamiento, planificación, procesamiento de la información, capacidad discursiva y todas las propiedades del pensamiento abstracto. Estas habilidades son imprescindibles para el desarrollo de la educación y el aprendizaje, por lo que, a la larga, su carencia o su desarrollo incompleto pueden traer graves consecuencias.” Es decir, el consumo de alcohol durante esta etapa de adquisición y desarrollo de estas habilidades puede estancar el proceso y dar como resultado un adulto que presente importantes carencias en el pensamiento maduro. Sin olvidar los comportamientos violentos que pueden causar y los nuevos círculos de violencia que pueden crear.

Además de los riesgos para el desarrollo del pensamiento maduro y la capacidad cognitiva, la generación de comportamientos agresivos y nuevos ciclos de violencia, el consumo de alcohol en adolescentes y en personas adultas, puede ser un foco de contagio para el COVID-19. En este sentido, las medidas de seguridad para cuando acabe la cuarentena también deben contemplar el expendio y consumo de bebidas alcohólicas en nuestra sociedad.

Erica Ruiz Loayza

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