EXCLUSIVO
Gustavo Rodriguez Ostria
09/10/2017 - 07:15

Lea un fragmento del inédito libro sobre el tercer hombre que murió junto al Che

Oxígeno le presenta en exclusiva un fragmento del libro del autor Gustavo Rodríguez Ostia que narra sobre un hecho poco conocido en la historia sobre la captura del Che Guevara: la detención y ejecución de una tercera persona hasta hoy omitida en los registros oficiales.

Foto inédita de Ernesto Che Guevara junto al tercer hombre omitido por la historia oficial.

LA HIGUERA: EL TERCER HOMBRE

GUSTAVO RODRIGUEZ OSTRIA

La mayor parte de autores que han tratado la presencia guerrillera de 1967, hablan solamente de dos ejecutados el lunes 9 de octubre: El Che y Willy, el boliviano y sindicalista en la mina de Huanuni, Simeón Cuba Sanabria nacido en Cochabamba, el 5 de enero de 1935.

¿Y si hubo un tercer asesinado, oculto por los reportes militares? Hay pruebas y testimonios suficientes para afirmarlo. La periodista francesa Michele Ray, que recorre la zona de La Higuera a pocos días del combate del domingo 8 de octubre recabando testimonios, menciona en un artículo de la revista “Ramparts” publicado en marzo de 1968 la existencia de un “maestro” preso. El 24 de julio de ese mismo año el subteniente Eduardo Huerta Lorenzeti, de la compañía “A” del Ranger, que el día 9 se halla en La Higuera, declara: “Solamente conozco y puedo decir que llegó un herido del día anterior por la mañana y en la tarde dos guerrilleros muertos”. No indica nombres. El coronel Joaquín Zenteno Anaya, comandante de la VIII División de Ejército, que se traslada a La Higuera en la madrugada del mismo día para observar el curso de las operaciones , apunta, por su parte, en sus notas personales “Aniceto herido” y en un informe enviado en el 10 de julio de 1968, al Comandante General del Ejército narra que el 9 de octubre hasta las 11.00 a.m. permanece en la Quebrada del Churo, zona de operaciones antiguerrilleras, (…) “retornando a LA HIGUERA acompañado por el MY. AYOROA y una pequeña escolta que conducía al guerrillero ANICETO”, según consta en un artículo recientemente publicado por Carlos Soria Galvarro. Un soldado, Guido Tarqui, entrevistado por Soria Galvarro, años más tarde de los acontecimientos de La Higuera, habla también de un tercer prisionero que identifica como Aniceto.

Otro testimonio que deja constancia de la captura con vida de Aniceto corresponde al periodista boliviano José Luis Alcázar, corresponsal de guerra en 1967, que aunque no estuvo en La Higuera ese día tiene buen acceso a fuentes oficiales. Finalmente, Don Policarpio, un campesino de la zona de La Higuera, relata al documentalista argentino Fabio Tiberi sobre un tercer hombre, que llega prisionero en la mañana del 9 de octubre con un balazo que le corta la nariz, dejándolo herido en el campo de batalla. En la casa del telegrafista le limpian la cara y le ponen una venda.

En contraste, autores militares, entre ello Gary Prado no niega que su gente dio con Aniceto en el rastrilleo, en el que participa en primera fila, del 9 de octubre, pero asegura que fue eliminado en combate.

Los sobrevivientes cubanos del combate del 8 de octubre, principalmente Harry Villegas, Pombo, tienen una visión similar. Afirman que a eso de las 11 de la mañana cuando Aniceto regresa desde la posiciones del Che en medio de la quebrada del Churo, trayéndoles instrucciones, es alcanzado por el fuego de las tropas del Ranger, y cae muerto. Su narrativa no precisa empero si él ve y constata que Aniceto fallece a causa de los disparos o más bien se basa en el relato del Ñato, el boliviano Julio Luis Méndez Korne, que está más cerca de Aniceto. Luego, cuando del combate, mientras se retiran de la quebrada, el Ñato contará a sus otros compañeros lo ocurrido y sin duda con Aniceto. Quizá el guerrillero solo se desmaya, y sus compañeros por la distancia y su repliegue bajo fuego enemigo no lo perciben y lo dan por fallecido.

Sea como fuese, el caso es que Aniceto, herido, sobrevive, es capturado y trasladado a La Higuera. ¿Quién pudo ser? Se trata del boliviano Aniceto Reinaga Gordillo, hijo de una familia indígena quechua de Macha, norte de Potosí, que emprobrecidos va a probar suerte en la minería, del distrito minero estañifero y argentífero de Colquechaca, donde nace un 26 de julio de 1940. Se traslada hacia 1958 con su familia a La Paz donde se gradúa de maestro de escuela en 1961 y se forja como militante comunista, alcanzando, por su formación política y activismo, un puesto en el Comité Ejecutivo Nacional de la Juventud Comunista de Bolivia. En algunas oportunidades regresa a la mina donde trabaja en la maestranza.

En agosto o septiembre de 1966 se traslada al entrenamiento militar en Cuba. Forma parte del grupo de jóvenes, entre una decena y una docena que parten encubiertos por Buenos Aires, París, Praga y Moscú, hacia La Habana. Los envía el Primer Secretario del Partido Comunista de Bolivia, Mario Monje. Su propósito no es fortalecer la guerrilla que los cubanos ya están forjando en Bolivia, sino organizar su propio grupo armado de defensa. Ya en La Habana, Aniceto pero también Roberto Peredo, Inti, son reclutados por los cubanos para integrarse a la guerrilla en Bolivia. El Che registra su incorporación en 1 de enero de 1967. Nueve meses más tarde, lo evalúa: “Muy bueno, empeñoso, entusiasta y de alta moral, le falta más serenidad en el combate”. De ambos se conserva una foto anexa tomada en Moroco, cerca del río Grande o Guapay, el 18 ó 19 de junio. Ambos trocean un chancho, que pronto irá a la olla guerrillera.

La última mención a Aniceto, en el Diario del Che es del 7 de octubre, cuando junto a Inti y Pablito, otro boliviano, Francisco Huanca, visitan a las 17:30 a una anciana y sus dos hijas a las cuales les entregan 50 pesos bolivianos con el encargo que no den parte al ejército que ya circunda la zona. No será ella la que revela a las tropas de la compañía “A” del Ranger, al mando del subteniente Carlos Pérez, de la presencia en las profundidades de la quebrada del Churo de la guerrilla integrada por 17 hombres. Pérez da parte a su superior el capitán Celso Torrelio que se halla en Pucara y luego se comunica con el capitán Gary Prado Salmón, estacionado en el Abra del Picacho, a unos tres kilómetros de La Higuera y las posiciones de Pérez. El combate se inicia a eso de las 11 de mañana, y termina cerca de las 18 horas, con la captura del Che y Willy, ahora sabemos, con un Aniceto herido.

¿Cómo mueren Willy y Aniceto al día siguiente? Su nombres figuran como ejecutados en documentos oficiales norteamericanos. Un informe, que sin duda procede del testimonio del agente de la CIA, el cubano Félix Rodríguez, da cuenta que el 9 de octubre, y antes que el Che, primero es eliminado Willy con una ráfaga y luego Aniceto, con un “único disparo”. Los dos tipos de armas hacen presumir que los ejecutores son un par: ¿los sargentos Bernardino Huanca y Mario Terán? En todo caso actúan por órdenes superiores. No es difícil convencerlos, están mareados, y quieren revancha por la muerte de sus soldados en el combate del día anterior, ley propia y no escrita de la guerra. ¿Ojo por ojo? ¿Quién los nomina? “No hubo designación, solo nosotros quisimos vengarnos” afirmará Huanca años más tarde. Ambos, acompañados del subteniente Carlos Pérez, se dirigen hacia la escuela. El subteniente Huerta intenta detenerlos, pero lo sobrepasan.

El cuerpo de Aniceto es trasladado a Vallegrande, aunque, por razones desconocidas, no es exhibido en la lavandería del Hospital Señor de Malta. Fue recuperado el 12 de julio de 1997 por antropólogos cubanos y argentinos,​ y actualmente se halla en el Memorial de Ernesto Guevara en Santa Clara, Cuba.​

 

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