Cerca a la 13.00, la caravana de las personas con discapacidad descendió de la ciudad de El Alto hacia la sede de Gobierno, entre los marchistas había emoción y esperanza por llegar al destino final. Muchos se desesperaban por avanzar ‘rápido’, otros pedían esperar a los que se ubicaban al final de la fila.

Con ampollas en los pies, cansados, insolados, con muletas, en sillas de ruedas, algunos en ambulancia, todos avanzaban organizados en dos filas y con el único objetivo de pedir al Gobierno el bono de 500 bolivianos mensuales. 

Una vez en la zona de La Portada, el cariño de los paceños inundó a los marchistas que recibieron un ají de fideo, agua, jugos, refrescos, pan y aplausos, otros lloraban y recriminaban al Estado por no instalar el diálogo con el sector.

Un grupo de estudiantes de gastronomía repartió al grupo café y pan casero, otros distribuían globos de colores entre los más pequeños que estaban postrados en sus carreolas y eran empujados por sus progenitores. Al recibir el regalo, los menores sonreían, otros lo ignoraban porque estaba descompuesto por el clima y el largo recorrido.

RUTA PELIGROSA

Una vez en la avenida Kollasuyo, la caravana tuvo dificultades para descender debido a la vía empinada y con baches por doquier que impedían que las personas en sillas de ruedas puedan avanzar con normalidad y las personas encargadas de empujarlos tuvieron que redoblar sus esfuerzos para evitar que ocurra un accidente.

Felipe, oriundo de Oruro y un experto para manejar la silla de rueda, asegura que ha ‘caminado’ por rutas más peligrosas y comienza a dar vueltas para confirmar su versión e incluso va de un lugar a otro sin ayuda de nadie y sonríe al realizar su hazaña.

APLAUSOS, SOLIDARIDAD Y AMOR A MANOS LLENAS

Al ver tantas muestras de cariño, las personas con discapacidad se emocionan y agradecen el apoyo hacia al sector.

“Gracias hermanito, gracias por eso apoyo, gracias…”, dice Wilson Iraola, que carga un cruz hace más de 30 días y se emociona al ver el amor de los paceños.

En la Garita de Lima, algunas personas levantaron pañuelos blancos en señal de apoyo a los marchistas y les gritan “fuerza valientes, fuerza hermanos” y derraman lágrimas.

La columna avanzó hasta la Estación Central para luego tomar un respiro breve en la Cervecería y luego pasaron por la avenida Montes hasta la plaza del Estudiante, luego se dirigieron por el paseo El Prado para retornar al atrio de la Iglesia San Francisco, donde descansarán y se resguardarán. Además en el lugar, el padre Xavier Albó oficiará una misa para los marchistas.