Con un fútbol práctico, inteligente y ordenado, México dio la primera gran sorpresa de la Copa del Mundo, al derrotar al vigente campeón, Alemania, por un tanto contra 0.

Fu un partido como pocos se imaginaban, tanto así que fue México quien inició con la iniciativa del partido. De hecho, durante la primera media hora de juego fue el que más y mejores ocasiones generó, ante la sorpresa alemana que, con seguridad, había imaginado un partido diferente.

El gol llegó fiel al estilo que México impuso durante el encuentro. Con un juego ordenado atrás y contragolpe rápido los que, casi siempre, llegaban con superioridad numérica respecto a la defensa alemana. Fue Lozano quien, finalmente, pudo aprovechar ese factor y venció a Neuer con un fuerte remate de derecha.

Con el gol abajo, lo germano empezaron, de a poco, a controlar el ritmo del partido, pero nunca demostrando un verdadero dominio sobre un México que contó con un inspirado Guillermo Ochoa en el arco y que siempre dejó a uno o dos hombres para apostar al contragolpe.

Así, el segundo tiempo se hizo de ida y vuelta. México tuvo dos claras chances de ampliar el marcador, pero Hernández falló en la definición.

Alemania, por su parte, se encontró con una verdadera muralla verde e, incluso, el palo le jugó en contra en un par de oportunidades.

Así, México dio el batacazo y complica a una Alemania que sigue sin encontrar el fútbol que le llevó a lazar la Copa en Brasil, hace cuatro años.