El día clave para el Real Madrid de Zidane ha llegado. Hoy, a partir de las 15:45 (hora boliviana), recibirá al Paris Saint Germain por el partido de ida de los octavos de final de la Champions.

Es, sin duda, el duelo más atractivo de los octavos de final de la competición europea. Un duelo que, por la calidad de los jugadores, vale más de 1.600 millones de euros.

Y es que de acuerdo con el sitio especializado Transfermarkt, entre ambos planteles suman 1.615 millones de euros. El Real Madrid, con 858,5 y el PSG con 756,5 se ubican en el top 4 del rubro. Compite con otros dos gigantes: Barcelona (líder de la Liga de España) y Manchester City (cómodo puntero de la Premier League).

Además, son dos candidatos: el defensor del título frente al nuevo rico del fútbol universal. Para el que quede fuera será una catástrofe que, incluso, puede llegar a cortar la cabeza de su entrenador.

Por un lado, el Real Madrid es el único objetivo que le queda en la temporada. Está a 17 puntos del Barcelona en la Liga y fue eliminado por el Leganés en la Copa del Rey.

Zidane, que ya consiguió ocho títulos en la Casa Blanca – incluyendo dos Champions seguidas- está, increíblemente, en la cuerda floja.

Claro, el Bernabéu está acostumbrado a ganar, y terminar una temporada sin títulos es imperdonable para cualquiera, no importa el pasado reciente o lejano.

El PSG, en cambio, es el claro dominador en su país, pero se armó para ganar la primera Champions de su historia y la segunda del fútbol francés (tras la obtenida por el Olympique de Marsella, en 1993).

En nombre de esa búsqueda, la Qatar Sports Investment -dueña del club- batió todos los récords en el mercado de pases. Realizó -por ejemplo- la contratación más cara de todos los tiempos: pagó 222 millones de euros para que Neymar deje el Barcelona.

Por eso, el Madrid parece la prueba perfecta para los de París. Eliminar al bicampeón, quizás, le daría el envión anímico necesario para hacer realidad la obsesión de toda una ciudad.

Sin duda, el encuentro de este tarde tiene todos los elementos necesarios para ser una verdadera final. Un duelo a matar o morir.