Economía de Mercado
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Armando Méndez Morales
18/02/2015 - 09:05

Todos candidatos populistas

Cuando se observa el comportamiento del gasto público, sin tomar en cuenta el referido a las empresas públicas, se observa una fuerte expansión a todo nivel. En  el periodo 2005-2013 el gasto del gobierno general creció a una tasa anual del 14,6 por ciento, como resultado de un  crecimiento mayor en alcaldías (19,3%) y gobernaciones (18,6%) y menor en gobierno central (14,1%). En otras palabras, el gobierno de Evo Morales fue menos dinámico gastador que las regiones. Así, que cuando se dice que se habría despilfarrado los ingentes recursos con los cuales el país se benefició por el gran ciclo alcista de las materias primas, no sólo lo habría hecho el gobierno central sino también los gobiernos regionales. ¡farrearon todos!

En el mes de marzo el país está convocado a elegir más dos mil autoridades departamentales y municipales, entre gobernadores, alcaldes y consejeros tanto departamentales como municipales. Es la expresión del camino estatista que el país viene recorriendo, bajo la creencia de lo que el país requiere siempre es “más Estado”, lo que implica una permanente expansión del gasto público. Según datos que publica el Fondo Monetario Internacional, el gasto del gobierno general  representó, en el año 2010, el 35,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y habría subido al 39,3 por ciento el año 2014.

Cuando se leen las diferentes propuestas de los candidatos para gobernadores y para alcaldes se observa que todos ofrecen “el oro y el moro”, bajo el lema socialista de que es función del estado asegurar bienestar desde la cuna hasta la tumba. Para el caso del departamento de La Paz, los candidatos para gobernador y para alcaldes ofrecen para todo gusto; desde generalidades hasta ofrecimientos concretos. Todo esto responde a la Constitución Política del Estado, aprobada por referéndum, por primera vez, que otorga todo tipo de funciones y competencias no sólo al gobierno central, sino también a los departamentales y municipales.

Cuando se observa el comportamiento del gasto público, sin tomar en cuenta el referido a las empresas públicas, se observa una fuerte expansión a todo nivel. En  el periodo 2005-2013 el gasto del gobierno general creció a una tasa anual del 14,6 por ciento, como resultado de un  crecimiento mayor en alcaldías (19,3%) y gobernaciones (18,6%) y menor en gobierno central (14,1%). En otras palabras, el gobierno de Evo Morales fue menos dinámico gastador que las regiones. Así, que cuando se dice que se habría despilfarrado los ingentes recursos con los cuales el país se benefició por el gran ciclo alcista de las materias primas, no sólo lo habría hecho el gobierno central sino también los gobiernos regionales. ¡farrearon todos!

A ninguno de los candidatos, al momento de hacer sus “generosas ofertas electorales”, se les pasa por la mente, que todo eso implica disponer de ingresos. ¿De donde los obtendrán? Eso parece que no les preocupa, ese no es un problema. Da la sensación que los candidatos no tienen las más vaga idea del problema de la escasez, que es el  problema básico que estudia la ciencia económica.

Los “autonomistas”, que son simplemente estatistas regionales, quieren hacer lo mismo que hace el gobierno central, pero con “autonomía”. En sus ofertas electorales no les preocupa para nada que todo lo que ofrecen costará millonadas para lo cual hoy no disponen de los recursos. Por este motivo, es que han resucitado  un viejo planteamiento de la CEPAL: “el pacto fiscal”, por medio del cual quieren aumentar su participación en la recaudación tributaria en desmedro del gobierno central. No se han percatado que mientras los gobiernos departamentales y municipales son superavitarios, no lo es el gobierno central. Por lo que un “pacto fiscal” racional debería traducirse en disminuir los recursos para las regiones en beneficio del gobierno central, por la sencilla razón de que este tiene déficit, lo que le obliga a endeudarse continuamente. ¿Los autonomistas estarían de acuerdo con este “pacto racional”? Por supuesto, que no.

Como el populismo es la ideología generalizada y dominante en Bolivia no es nada difícil imaginarse el camino que recorreremos en los próximos años. Volveremos al  conocido déficit fiscal permanente, el cual vendrá acompañado por el continuo aumento de la deuda pública. Y esto es posible porque gracias a nuestra calificación de país HIPC, (país pobre altamente endeudado) el mundo nos condonó la deuda pública externa, la cual bajó desde un nivel del 99%, con relación al PIB, en 1987 al 15 % el 2007. Y en 1992, la inmensa deuda pública interna que se tenía con el Banco Central de Bolivia, se transformó en bonos de largo plazo, algunos a 99 años.

Por tanto, problemas a corto plazo, para los gobiernos populistas que se instalen en las gobernaciones y en los municipios, así como para el gobierno central, no los hay, estos serán resueltos con endeudamiento público. Si esto mismo lo hacen los países desarrollados; si esto mismo lo hizo América Latina hasta que llegó la crisis de la deuda de los 80, ¿por qué Bolivia no podría volver a un alto endeudamiento externo e interno, y dado que los “criterios técnicos”, como la relación deuda a PIB en Bolivia, hoy, es bajo? Además, el “odiado capitalismo financiero” seguirá otorgando préstamos a Bolivia, claro que cada vez a mayores tasas de interés.

La Paz, 16 de febrero de 2015

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

 

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