Esta noche no te llamas
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Susana Bejarano
31/08/2015 - 09:17

Tantas veces Andrea

La primera es que somos una sociedad endémicamente violenta, hasta parece que estamos disfrutando de este “espectáculo”, porque quizás cuando escuchamos la versión “Kushner” todos sabemos que alguna vez nos enamoramos hasta el desquicio, quizás hasta correr detrás de alguien; y, cuando escuchamos la historia de la familia Aramayo, parte de nosotros que se identifica con esa violencia que hemos ejercido o que han ejercido contra nosotros.

A raíz de la muerte de Andrea Aramayo por presunto feminicidio, han vuelto a la mesa una serie de debates, a los que se apela después de la trágica muerte de alguna mujer en manos de su pareja o ex pareja, en circunstancias siempre oscuras.

Han pasado los días y la defensa de William Kushner, supuesto autor del hecho, ha presentado sus descargos que intentan demostrar que no se trataría de feminicidio, sino sólo de un fatal hecho de transito, “homicidio culposo” en rigor jurídico.

Supongamos que la defensa de Kushner dice la verdad, digamos que las cámaras funcionan y muestran que es verdad que Aramayo corrió detrás del coche y entre alcoholes cayó, se fracturó media humanidad, se golpeó la cabeza y murió accidentalmente. Esta versión, con todos los matices que nos dio a conocer la prensa, no es menos violenta que la versión que intenta demostrar la familia de Aramayo.

Estas dos versiones en las que todos de alguna manera nos vimos reflejados, han puesto en evidencia varias cosas, que van mucho más allá del proceso judicial en sí mismo y del resultado de la investigación. 

La primera es que somos una sociedad endémicamente violenta, hasta parece que estamos disfrutando de este “espectáculo”, porque quizás cuando escuchamos la versión “Kushner” todos sabemos que alguna vez nos enamoramos hasta el desquicio, quizás hasta correr detrás de alguien; y, cuando escuchamos la historia de la familia Aramayo, parte de nosotros que se identifica con esa violencia que hemos ejercido o que han ejercido contra nosotros.

Esas historias, las dos, se parecen en algún lugar a cada uno de nosotros.

Un segundo tema es la justicia, sorprende la rapidez con la que el Fiscal General dio la orden de imputar a Kushner por feminicio, parece que fue un poco más allá de la pruebas existentes e hizo caso a la presión social. Existe una persona muerta y el presunto culpable de su muerte está preso, pero acá podemos discutir muchas cosas: por un lado la presunción de inocencia y por otro, los mecanismos mediante los cuales opera la justicia; claramente también la justicia se resuelve en las calles, mediante marchas, mediante apoyos políticos y presión mediática. Y quiero dejar sentado que no hago una valoración de la culpabilidad o no de Kushner, lo que quiero poner sobre la mesa es que la justicia comunitaria en Bolivia es la única que funciona, que si no es presión social, política o de otra índole, esos “servidores” no sirven para nada.

Un tercer tema, en la campaña política del año pasado y la que vivimos a inicios de año, todos los aspirantes anotaban como asunto central la seguridad ciudadana, fue parte de los planes de Gobierno de TODOS los candidatos. Parecía que los planes iban en serio, pero hoy nos tocó comprobar que las cámaras de vigilancia no vigilan nada, que Sopocachi seguro y la Calle de la Felicidad, son un stiker y un par de plantas secas respectivamente. 

Un cuarto tema, es que la violencia en contra de la mujer es pan de cada día, a toda escala, en todo estrato social, en todo lo que hace nuestro contexto, que Ley contra a Violencia hacia la Mujer no ha servido para mucho, quizás para nada.

Hemos lastimado a Andrea una y mil veces, nos han contado que fue una desquiciada, que se enamoró hasta la locura; también nos han contado sus negativas fueron tan radicales que le costaron la vida. Cuántas veces hemos sido Andrea, cuántas veces hemos juzgado a las Andreas que llevamos dentro y a las Andreas que hay fuera.

Dejé fuera muchos temas, pero estoy segura que este horrendo episodio nos avisa nuevamente que el mundo es un lugar peligroso, que si eres mujer los peligros se incrementan y que el mundo claramente se divide entre los que dejan a la gente tirada en el piso y los que corren a levantarla. ///

 

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