Desde el otro lado
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Pablo Miller
28/03/2017 - 18:16

El aborto y su problemática

Daniel Mercado S.J., Jesuita y médico, ha publicado un artículo en la REVISTA MENSAJE, Noviembre de 2015, Santiago de Chile (CHILE), que merece algunos comentarios.

Daniel Mercado S.J., Jesuita y médico, ha publicado un artículo en la REVISTA MENSAJE, Noviembre de 2015, Santiago de Chile (CHILE), que merece algunos comentarios.

No voy a seguir toda su argumentación, pues no es necesario. Basta indicar que el autor no menciona en ningún momento la ley natural, que es el fundamento moral para cualquier ser humano, sea creyente o no. Su principal error es afirmar que “lejos queda la imagen de un código moral único imperante cuyas normas eran universalmente aceptadas. Sería hoy por hoy impensable una moral que pretenda imponer sus valores a toda una sociedad.” En una sociedad pluralista no se trata de “imponer”, y en eso concuerdo con Mercado: lo que se busca es persuadir, convencer, hacer pensar, estudiar los temas… Lo que expresa la ley natural (que es un código moral universal, aunque no sea universalmente aceptado) es que hay opciones morales que realizan al hombre y otras que lo hacen desdichado a largo plazo porque contrarían su ser íntimo. El aborto está entre estas últimas…

Quizás lo que expongo a continuación puede ser bastante esquemático, pero pienso que es útil:

a) todo ser humano tiene derecho a la vida 

b) es deber del Estado garantizar los derechos humanos, entre ellos el derecho a la vida 

c) el nasciturus es un ser humano (y si alguno dijera que hay dudas sobre si es o no es humano, la posibilidad de que lo sea nos impediría moralmente hacerle daño); tiene derecho a la vida; el Estado debe garantizar este derecho 

d) por tanto, el aborto provocado es una violación de un derecho (el de la vida) que el Estado tiene obligación de garantizar

c) conclusión: en ningún caso es lícito despenalizar el aborto. Si se despenalizara, el Estado incumpliría gravemente su obligación de garantizar los derechos de todos. Hay cosas que el estado debe prohibir: penaliza el robo, el perjurio, la calumnia, la corrupción... Ciertamente puedo "elegir" esas conductas, pero si lo hago me atengo a las consecuencias. Es lógico que penalice el aborto…

Es cierto y un motivo de grave preocupación el problema de los embarazos no deseados, y que los abortos clandestinos sean causa de mortalidad materna, especialmente para los más pobres. Hay una seria cuestión de salud pública que es innegable. Pero aunque la despenalización del aborto pueda parecer una solución "técnica" razonable al problema, nunca es lícita moralmente. Toda persona de buena voluntad, y especialmente los católicos, deben buscar soluciones que no afecten lo moral. Incluso cuando se presenta una situación en la que –como afirma Mercado- puede haber “razones suficientemente serias y poderosas que le impidan (a una madre) asumir todas las implicaciones de un embarazo”.

Finalmente, si un católico -legislador, juez, periodista, simple ciudadano, etc.- tiene que optar -después de haberlo estudiado y meditado con mucho cuidado- por el mal menor (una despenalización parcial del aborto), porque quiere evitar disposiciones legales peores (una más amplia o total despenalización), debe hacerlo dejando constancia de su oposición de principio, en este caso el rechazo al aborto en cualquier caso. 

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