Economía de Mercado
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Armando Méndez Morales
13/04/2015 - 12:49

La Tragedia Griega

Uno de los grandes problemas que enfrenta Grecia es el excesivo empleo público. Los funcionarios públicos, en promedio, llegaron a ganar más que los funcionarios alemanes. Hasta el estallido de la crisis griega, los griegos podía jubilarse a los 61 años de edad obteniendo una pensión equivalente al 96 por ciento de su sueldo.

El ya famoso Alexis Tsipras participó en las elecciones nacionales de Grecia, encabezando una coalición de izquierda, y como no tuvo la mayoría requerida fue elegido Primer Ministro por el congreso de su país, en enero de 2015, y gracias al apoyo decisivo de un partido minoritario denominado “Griegos Independientes”. En su juventud fue militante del Partido Comunista. Desde los años 80 del siglo pasado Grecia fue gobernada por socialistas.

Las primeras decisiones que tomó fue paralizar el proceso de privatización, ofreció sanidad universal, ayuda para los más pobres, reingreso de funcionarios a sus puestos y paga extraordinaria a las pensiones mínimas y decidió con acabar con lo que se denomina la “política de austeridad”. Todo esto suena atractivo para la gente en general y para quienes no comprenden la dramática situación de la economía griega.

Algunos importantes indicadores económicos de Grecia son los siguientes: En el periodo 1994-2007 tuvo un crecimiento de su producción promedia anual del 3,6 por ciento, un crecimiento modesto, periodo en el cual lo salarios se dispararon, por decisiones políticas. Esto redujo su ya baja competitividad entre los países europeos desarrollados, con los cuales tenía que competir. Grecia se caracteriza por ser un país con un alto intervencionismo gubernamental. Durante mucho tiempo Grecia vivió en una burbuja muy por encima a sus posibilidades reales. “Durante años, y pese a tener un PIB per cápita muy inferior al de España, el salario mínimo en Grecia era un 50% superior”.

En 1980 el gasto público en Grecia con relación a su PIB representaba el 28 %. De aquí adelante  su comportamiento fue de continuo crecimiento. El año 1990 ya era del 43 por ciento, sube al 47 por ciento en el año 2000, llegando a su cenit el año 2009 con un gasto a PIB del orden del 54 por ciento. ¿Que implicó esta situación? Por supuesto que los impuestos no siguieron este ritmo, por lo que continuamente comenzó a expandirse el déficit fiscal. Un déficit  fiscal de dos dígitos se hizo normal en el periodo 1988-1993, llegando a un ¡15%! el año 1990. Si bien en los años siguientes fue bajando este insostenible nivel déficit fiscal, volvió a un déficit de dos dígitos en los años 2009 y 2010.

¿Qué significa déficit fiscal? Que los gobiernos gastan por encima a su capacidad de captar impuestos. ¿Cómo se logra esto? La respuesta es simple, endeudándose. En 1980 la deuda pública de Grecia representaba un modesto 23 por ciento del PIB, indicador que continuo creciendo en la medida que años tras año Grecia enseñaba déficit fiscal. Para el año 2000 había superado el 100 por ciento, llegando a su cenit del ¡175%! el año 2013. El Estado griego tiene activos valorados en 300 mil millones de euros  que los podría vender para atender esta inmensa deuda pública. Puede también privatizar islas y playas.

Grecia ha sido calificado como un país quebrado y uno de las más pobres y menos desarrollados de Europa. El origen de la tragedia griega no radica en la “austeridad” que se habría impuesto en los últimos años sino en su “desbocado e insostenible sector público” creado antes. Los bancos griegos se vieron en aprietos porque en su portafolio mantenían deuda pública que continuamente se desvalorizaba, lo que generó la desconfianza de los depositantes, lo cual a su vez generó la contracción del crédito, tan necesario para el crecimiento económico. Como en cualquier parte del mundo, ante esta situación se tuvo que inyectar dinero a los bancos en Grecia para salvar a los depositantes, dinero que vino de Europa, dado que Grecia ya no tiene dinero propio, en virtud a su ingreso voluntario a la Zona Euro. Es decir, los depositantes griegos fueron rescatados con el dinero de la “troika”. La culpa de este catastrófico escenario recae sobre del Estado y no de los bancos.

Ejemplos patéticos de derroche en Grecia hay muchos: Uno de los principales hospitales de Atenas llegó a tener 45 jardineros para cuidar cuatro macetas que se ubicaban en la entrada. Algunos organismos públicos contaban con 50 conductores por vehículo. “El gasto en educación, sanidad y política social fue, de lejos, el que más aumentó hasta el estallido de la crisis de deuda, superando el 31% del PIB en 2012”

Uno de los grandes problemas que enfrenta Grecia es el excesivo empleo público. Los funcionarios públicos, en promedio, llegaron a ganar más que los funcionarios alemanes. Hasta el estallido de la crisis griega, los griegos podía jubilarse a los 61 años de edad obteniendo una pensión equivalente al 96 por ciento de su sueldo.

Ante este dantesco escenario no le quedaba más a Grecia que regirse por una rigurosa política de austeridad, lo que significa un freno al excesivo gasto público, con todas las consecuencia negativas que esto trae, como es la contracción de la actividad económica en el corto plazo. Desde el 2008 hasta el 2013 Grecia vivió una depresión económica, con continuas caídas en su producción. Pero la luz al final del túnel se vio el año 2014, cuando Grecia obtuvo un crecimiento del 0,6 por ciento del PIB y se estimaba, -antes de la llegada de Tsipras- un crecimiento del 2,9 % para este año.  Esta salida a la crisis, hoy, se encuentra en serio riesgo por las decisiones equivocadas que vaya a tomar el nuevo gobierno.

La Paz, 10 de abril de 2015

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

 

 

 

 

 

 

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