Surazo
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Juan José Toro
25/03/2015 - 19:41

¡A botar!

¿Cuál será el mensaje de las urnas? Lo sabremos la noche del Domingo de Ramos, cuando conozcamos los resultados oficiales del TSE que se especializó en botar. Sólo entonces sabremos si nosotros votamos o botamos.

Escribir “votar” (sufragar) con “b” le costó el puesto a un funcionario del Tribunal Supremo Electoral (TSE). La decisión administrativa hubiera pasado a formar parte del anecdotario de los procesos electorales bolivianos de no mediar dos detalles, uno de forma y otro de fondo. El error de forma fue el que se cometió en las anteriores elecciones, las presidenciales, en las que miles de papeletas salieron con el encabezado de “Estado Plurinominal de Bolivia” cuando lo correcto era “Estado Plurinacional de Bolivia”. Esa equivocación se resolvió reemplazando las papeletas con otras, con el consiguiente gasto extra para las arcas del Estado.

El error de fondo es haber confundido “botar” (arrojar, tirar, echar fuera a alguien o algo) con “votar”.

Y es que, después de lo sucedido con candidatos como Rebeca Delgado, en Cochabamba; Eduardo Maldonado, en Potosí, y, más recientemente, con Ernesto Suárez y sus más de 220 candidatos en el Beni, los bolivianos tenemos derecho a preguntarnos si para el TSE es lo mismo “votar” que “botar”.

Lo que vimos hasta ahora es que el evidentemente parcializado tribunal electoral ha botado candidatos antes de que los electores vayamos a votar. Los botó, arrojó, tiró, los echó fuera. No importa que sus razones se basen en normas que parecerían haberse promulgado para ese propósito, la sensación que nos queda a los bolivianos es que candidatos por los que muchos iban a votar fueron previamente botados por el TSE. Para incrementar nuestras sospechas, los botados gozaban de la preferencia de muchos ciudadanos que estaban dispuestos a votar por ellos. Los iban a votar pero los vocales electorales se adelantaron y los botaron.

Ante esa evidencia, ¿qué es lo que vamos a hacer los bolivianos el próximo domingo? En teoría, iremos a votar pero, en el imaginario popular, también existe la posibilidad de ir a botar. Me explico: una vez frente a las papeletas electorales, ejercitaremos el poder que cada uno de nosotros, los votantes, tenemos a la hora de formar los poderes públicos. Nuestro voto, sumado al de los demás ciudadanos, decide quiénes serán nuestros gobernantes. Pero también puede decidir lo contrario; es decir, podemos botarlos.

¿Cómo botamos a los candidatos? No votando por ellos o cruzando el voto. Podemos marcar la casilla de un candidato a alcalde pero elegir al de otro partido para concejal y lo mismo podemos hacer con las papeletas para la Gobernación. Somos dueños de nuestro voto y tenemos que administrarlo bien.

Pero eso es teoría. A la hora de la verdad, los resultados pueden mostrarnos una realidad diferente que aquella con la que jugamos a la hora de votar. Así, en un municipio como Potosí, donde hubo una huelga de 19 días contra el gobierno de Evo Morales, el ganador podría ser el candidato del MAS. El caso más patético podría ser Santa Cruz, cuyo favorito en las encuestas es Percy Fernández, una persona con evidentes problemas mentales que; sin embargo, podría ser reelegido sin muchos problemas.

¿Cuál será el mensaje de las urnas? Lo sabremos la noche del Domingo de Ramos, cuando conozcamos los resultados oficiales del TSE que se especializó en botar. Sólo entonces sabremos si nosotros votamos o botamos.

 

 

 

  

 

  

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