La Paz, 21 de julio (El Deber).- El viernes, en los estudios de Yo me llamo, no cabía un alfiler. Las barras, el equipo de producción de la red Unitel y los finalistas de la competencia estaban ansiosos por escribir el último capítulo del reality de imitadores, que cerraba su ciclo tras cuatro temporadas. El show arrancó a las 22:00, y dos horas y media más tarde Bolivia conocía al ganador: Alan Rupp Ortiz (28), doble de Leonardo Favio.

Con su facilidad para entonar los temas del fallecido cantante argentino, el encargado de material de una empresa constructora se impuso a los imitadores de Zezé di Camargo, Olga Tañón y Freddie Mercury, en una competencia reñida pero amigable.

Rupp asegura que conoció el repertorio de su artista gracias a las influencias de su papá Norman (+), que cantó en Los Águilas de Bolivia y en Los Daltons, y que incluso editó un disco en Brasil con el nombre de Roberto Mauro. “Recuerdo que lo escuchaba en la radio y me sentía muy orgulloso”, dice Alan, que ahora provoca las mismas sensaciones en su pequeño hijo Diego (7).

El imitador, que es papá soltero, ingresó al concurso para cumplir el sueño de construir su propia casa para darle una mejor calidad de vida a su primogénito que, sin saberlo, se convirtió en su principal motivación. En la noche final, ‘Dieguito’ estuvo presente, con una pañoleta en la cabeza y con una sonrisa de oreja a oreja que conquistó a los televidentes que presenciaron el programa. “Yo nunca había cantado en público ni había estado frente a las cámaras, pero me gustó mucho la experiencia”, dice Alan, que al escuchar el resultado de boca de Alejandro Delius, se tiró al suelo de la emoción.

El cruceño, que continuará con su carrera musical como imitador, contó con el apoyo de su mamá, Gaby, de sus seis hermanos y otros familiares, que llenaron el set de claveles rojos, cánticos y banderas bolivianas. “Estoy orgullosa, siempre intentó cantar como su artista favorito”, expresó su hermana Valeria que asisti al programa.

Cuando la transmisión en vivo llegó a su fin, el Leonardo Favio boliviano recibió el cariño de sus compañeros de concurso, con quienes celebró el título ayer, en un churrasco. Hoy deberá ponerse manos a la obra, pues tiene que delimitar los planos de su hogar, ese que gracias al premio de Bs 100.000, podrá construir desde los cimientos