Desde el Sur
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Germán Gutierrez Gantier
22/03/2016 - 17:00

La mesa está servida

A principios del  mes enero de este año, el ex Presidente de Bolivia Carlos Mesa Gisbert afirmó públicamente que “Evo (Morales) le debe a Goni (Sánchez de Lozada) más de lo que se atreve a reconocer.” lo que provocó  enérgicas  reacciones de importantes dirigentes del MAS, la mayoría de ellas denostando a Carlos Mesa al grado de objetar su condición de vocero internacional en la causa marítima.

A principios del  mes enero de este año, el ex Presidente de Bolivia Carlos Mesa Gisbert afirmó públicamente que “Evo (Morales) le debe a Goni (Sánchez de Lozada) más de lo que se atreve a reconocer.” lo que provocó  enérgicas  reacciones de importantes dirigentes del MAS, la mayoría de ellas denostando a Carlos Mesa al grado de objetar su condición de vocero internacional en la causa marítima.

No parece muy difícil colegir que estas declaraciones fueron una interpretación histórica de los hechos desde la óptica particular  del ex presidente  y no  una denuncia o  enjuiciamiento al comportamiento político de Evo Morales.

Gonzalo Sánchez de Lozada  fue un importante promotor y ejecutor del modelo neoliberal en Bolivia a partir del  D.S. 21060, Presidente de Bolivia en el auge y el debilitamiento del mismo. Su renuncia  en octubre del 2003 era el último repicar de las campanas que anunciaban la caída del Estado Nacional y aparecía en el horizonte lo que después se concretaría constitucionalmente el 2009 como el  Estado Plurinacional. Un modelo alternativo y diferente al primero.  

La instauración del  modelo neoliberal en Bolivia, al igual que en Latinoamérica, tiene un paralelismo perverso  con la recuperación de la democracia  que influyó y afectó   su construcción y consolidación. 

El sistema de partidos políticos en democracia  fue pulverizado el 2003 tras una larga agonía, el partido político es objetado como el idóneo intermediador entre la sociedad civil y la sociedad política. La reacción de los partidos  del Estado Nacional es ociosa a la vez que prepotente, se centra en inventar fórmulas como la de MIR Nueva Mayoría, los amigos de Goni, o los despreciables independientes, que son por excelencia la  negación de la existencia del  partido. y finalmente  la aparición de las agrupaciones ciudadanas que son la mejor vía para dividir y subdividir al partido hasta aniquilarlo. 

Mientras se instalan los “yupi boys” en las altas esferas de gobierno, sin relación alguna con las estructuras partidarias y peor aún con el resto de la sociedad, el partido se aleja progresivamente de sus bases sociales de sustentación. 

El MNR abandona el área rural y deja al campesinado sin el partido al que perteneció orgullosamente desde la Revolución de 1952, la cúpula dirigencial centra sus esfuerzos por convertirse en un partido clase mediero urbano.

El espacio abandonado es rápidamente copado por las ONGs recomendadas  por el propio Banco Mundial para implementar planes y programas sociales que el Estado había descuidado. La adscripción férrea de Sánchez de Lozada al neoliberalismo hace que el MNR deje el área rural y dirija sus esfuerzos a las ciudades en busca de articular a la gelatinosa clase media en torno al ideario antipartido, favorece, en primera instancia, a estas organizaciones no gubernamentales.

Naturalmente  muchas de estas ONGs se convierten en la base operativa de penetración política del área rural con programas asistenciales, sobre todo en aquellos territorios golpeados por la extrema pobreza que se había extendido dramáticamente por toda Bolivia.

Como en política no hay espacio vacío alguien debe coparlo apareció el que había tenido un proceso modesto de acumulación de fuerzas. 

Para Evo   el panorama fue el ideal, contó con la ineptitud de los partidos políticos del sistema, había sumado un valiosa  experiencia como dirigente de las 6 Federaciones del Trópico cochabambino, probó las mieles del poder como diputado nacional y contaba  con la ayuda innegable de las ONGs,  para   extenderse a otros espacios  con propuestas simples  que objetan la democracia pactada y el sistema prevaleciente.

De ahí que si el MNR no abandonaba el área rural el copamiento de Evo cuando menos hubiera sido difícil y en un tiempo mayor. Dicho de otro modo Goni y el MNR le sirvieron la mesa y Evo supo aprovechar.

Ahora presiento que la nueva mesa está siendo servida  de a poco  a una derecha troglodita y conservadora,  por los desaciertos del MAS. 

Entonces lo dicho por Carlos Mesa merecía más reflexión que adjetivación.

Sucre, 22 de marzo de 2016

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