Rolando Garvizu
29/10/2015 - 17:22

México, Perú y Bolivia exponen las mesas de Todos Santos

El Museo Tambo Quirquincho expondrá las mesas que reciben a las almas en México, Perú y Bolivia. Masitas, dulces, comida y otros elementos con significaciones propias, formarán parte de la exposición que podrá ser visitada hasta las 13 horas del domingo 1 de noviembre.

Fotos SNC-GAMLP

La Paz, 29 de octubre (Oxígeno).- Con similitudes en varios elementos, las mesas que forman parte de la tradición de recibir a las almas  en la fiesta de Todos los Santos de México, Perú y Bolivia, serán expuestas en salas del Museo Tambo Quirquincho, entre el viernes 30 de octubre y el domingo 1 de noviembre, informó la Secretaría Municipal de Culturas del GAMLP.

Una de las principales celebraciones de la cultura andina, es la que se conoce como Amaya Phaxsi (mes de los muertos). Investigaciones realizadas por la Secretaría Municipal de Culturas que junto a las embajadas de México y Perú, organiza la exposición, muestran las comunidades indígenas ascendían a las montañas cercanas más elevadas de su comunidad donde se encontraban las tumbas de sus antepasados, denominadas chullpares.

Los primeros días del mes de noviembre las personas bajaban los restos de las personas fallecidas hasta el centro de la comunidad, donde se los recibía con comida y bebida durante dos días,  para luego volver a depositarlos en sus tumbas. Durante la Colonia, esta práctica fue rechazada por los españoles, quienes prohibieron su realización e impusieron el sistema occidental de sepultura.

Pese a ello, los pueblos de los Andes supieron mantener su tradición. Hoy en día, a los muertos se los entierra en cementerios; sin embargo, la tradición de compartir con los difuntos aún se practica, aunque de manera sincrética y armando altares o mesas en los hogares.

La celebración del Día de Muertos en México tiene fuertes raíces prehispánicas y está ligada al ciclo agrícola, al ser una fiesta que se celebraba cuando se realizaba la cosecha, misma que se compartía con los muertos. Veían  una relación entre los ciclos agrícolas y el de la vida y de la muerte. En ese sentido, para los mexicanos el Día de Muertos es una festividad en la que se celebra a la muerte como parte de la vida y no como el final de la misma.

Los españoles llevaron la religión católica que se conjugó con el gran pasado prehispánico. La creencia de que había diferentes lugares a donde iban los muertos, de acuerdo a la manera en la que habían fallecido, se adaptó a la creencia cristiana de la inmortalidad de las almas.

El Altar de Muertos contiene entre sus elementos principales el agua como fuente de vida y para mitigar la sed de las almas; la sal que evita la descomposición y permite así el retorno de las almas, las velas cuya luz simboliza la fe y guía a las almas en su camino, el incienso que limpia a los malos espíritus y permite a las almas entrar sin peligro a las casas en donde se coloca el altar, mismo que generalmente  está dedicado a algún difunto.

Los peruanos celebran “El Día de Muertos” como toda una fiesta. Se hacen las visitas al cementerio llevando la comida, bebida y música, que solía gustarle al difunto, y que a su vez son compartidos simbólicamente por familiares y amigos con las almas de sus seres queridos.

En algunas regiones del Perú, se ofrecen flores y banquetes o pequeñas orquestas al difunto. Se mantiene la costumbre de brindar con cerveza, chicha de jora o vino. Así también se preparan un rico plato de lechón acompañado de tamal de maíz seco, fruta, bebida o dulces, dada la creencia que los difuntos retornaran hambrientos durante ese día de reencuentro. En Ayacucho tienen la tradición de preparar platos especiales como la puka picante, mondongo, cuy y pachamanca.

  

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