En la tarde del miércoles, Lesbia Yaneth Urquía, activista e integrante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), fue hallada muerta cerca del vertedero del municipio de Marcala

El miércoles por la mañana, la activista salió de su casa en bicicleta y, al no regresar a la hora habitual, su familia salió a buscarla. Horas más tarde la encontraron muerta cerca del mencionado vertedero.

Honduras es el país más peligroso del mundo para los defensores del medio ambiente, hace cuatro meses, Berta Cáceres fue asesinada por un grupo de hombres que entró a su casa. Ambas mujeres luchaban por proteger el territorio de las comunidades indígenas lencas del proyecto de la empresa DESA, que pretendía construir una central hidroeléctrica en el noroeste de Honduras.

El COPINH emitió en comunicado en el que afirma que la muerte de Urquía es un: “feminicidio político que busca callar las voces de las mujeres que con coraje y valentía defienden sus derechos en contra del sistema patriarcal, racista y capitalista, que cada vez más se acerca a la destrucción de nuestro planeta”.

La Policía hondureña opina que el asesinato no tiene que ver con el activismo o con el liderazgo de Urquía; e investiga el hecho como un acto de criminalidad común, los efectivos policiales piensan que se trata de algún pleito por herencia familiar,  o que los criminales querían robarle la bicicleta.