La Paz, 27 de mayo (Oxígeno).- El Colegio Médico de Bolivia se declaró, este martes, en estado de emergencia ante la elaboración de una ley contra la mala praxis, porque considera que la normativa puede dar pasó a una serie de extorsiones por parte de algunos pacientes.

Roberto Mantilla, vicepresidente de la institución de los galenos, rechazó que el término “negligencia médica” se incluya en el proyecto de ley porque presume que algunos pacientes pueden utilizarlo como argumento para algunos reclamos injustificados.

Dijo que el médico negligente es aquel que conoce o sabe que hace un mal trabajo y continúa realizándolo con planificación y alevosía.

Explicó que el médico incurre en negligencia médica sólo cuando realiza tratamientos no recomendados con todo conocimiento de causa y que el término adecuado a incluirse en la normativa  debe ser el de “mala praxis médica”.

“Lo primero que van a decir (algunos pacientes) es: ‘te voy a denunciar porque hay la negligencia médica’ o ‘me pagas tanto o te denuncio, esa es la primera idea (del paciente), ‘doctor no estoy bien, te cobraré tanto o te denuncio’. Es una espada que estará encima de la cabeza del profesional”, expresó.

En la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados se encuentran tres propuestas para ser tratadas y sancionar el mal trabajo que realizan algunos médicos.

En abril, el Ministerio de Salud registró 30 denuncias por mala praxis, pero ninguna fue remitida a la vía penal porque estaba en análisis.

El presidente del Colegio Medicó de Bolivia, Edgar Villegas, expresó de manera personal que si se aprueba dicha norma que penaliza el trabajo del galeno, él no realizará ninguna cirugía, porque su trabajo se ve en riesgo.

“Tenga la seguridad de que yo como cirujano no operaría porque no me están dando la condición necesaria para operar; sin embargo, me van a penalizar y seguro que con esta ley me van a quitar la libertad, el título y no voy a poder trabajar (además) voy a tener que hacer el resarcimiento económico”, manifestó.

No descartó asumir medidas de presión como sucedió en 2012 cuando los galenos salieron a las calles y suspendieron sus labores a nivel nacional por 53 días continuos.