Sabedores de que, tras el 2-0 encajado en Oporto, no les quedaba otra opción que salir al ataque, los portugueses salieron a tratar de dominar el partido ante una Juve que especulaba un poco con el resultado a favor, defendiéndose bien para evitar cualquier susto.

Pese a llevar la iniciativa, el Oporto no lo traducía en ocasiones de gol y apenas inquieto con tres disparos fuera de portería en la primera media hora.

Los italianos, en cambio, si amenazaban con claridad la portería defendida por el español Iker Casillas.

El exportero de la Roja detuvo en la línea un cabezazo del croata Mario Mandzukic (23) y poco después Dybala no llegó por poco a un centro de su compatriota Gonzalo Higuaín (28).

Las esperanzas portuguesas se difuminaron poco antes del descanso, cuando el uruguayo Maxi Pereira se lanzó a tapar un disparo de Higuaín y la pelota le tocó en el brazo. El árbitro pitó penal y expulsó al defensor.

Dybala engañó a Casillas y puso a los locales por delante en el marcador (42).

La eliminatoria se sentenció de esa manera, porque el segundo tiempo estuvo de más, fue un mero trámite para consolidar la presencia de la escuadra italiana en cuartos de final de la principal competencia a nivel de clubes en Europa.