César Sánchez
27/08/2015 - 10:45

El Tigre venció y pone más fuego a la crisis celeste

El Tigre mereció el triunfo porque fue el que más lo buscó. Fiel al estilo que trata de implementar su técnico, el paraguayo Pablo Caballero, nunca renunció al ataque y supo definir dos de las chances de gol que generó.

Foto: Internet

La Paz, 27 de agosto de 2015 (Oxígeno).- The Strongest se quedó, merecidamente, con el clásico 197 de la historia liguera. El cuadro de Achumani derrotó a Bolívar por la cuenta de 2 tantos contra 0 y  demostró un juego ordenado que, de a poco, superó al de su clásico rival.

El Tigre mereció el triunfo porque fue el que más lo buscó. Fiel al estilo que trata de implementar su técnico, el paraguayo Pablo Caballero, nunca renunció al ataque y supo definir dos de las chances de gol que generó.

Por su parte, Bolívar volvió a perder el rumbo. Toda la mejora futbolística que había demostrado en sus anteriores dos partidos desapareció ayer y, por eso, fue superado por su clásico rival la gran parte del partido.

Al parecer, la Academia aún no encuentra su equipo ideal en este semestre. Es un equipo plagado de estrellas pero, por el momento, carente de juego de equipo.

Además el llamado a ser su goleador, William Ferreira, aún está muy lejos del nivel que lo llevó a ser la figura académica en temporadas pasadas.

El primer tiempo del clásico fue más disputado en el medio campo que en las áreas de los dos equipos. Además, primó la pierna fuerte – principalmente de lado de Wálter Flores- y la imprecisión.

Durante los primeros 10 minutos hubo las tres jugadas más claras de gol que tuvieron ambos equipos. Primero fue el tigre, que mediante remates de larga distancia de Carlos Neumann y Daniel Chávez inquietaron a Romel Quiñonez.

La respuesta de Bolívar se produjo gracias a Rudy Cardozo, cuyo remate de larga distancia salió pegado al palo derecho de Daniel Vaca.

El primer tiempo, en cuanto a jugadas ofensivas, sólo tuvo eso. Después el juego fue disputado en la mitad de la cancha y a ambos equipos les costó generar jugadas de riesgo.

Las emociones volvieron a surgir en la parte final de la primera etapa. Un remate de Alejandro Chumacero pegó claramente en la mano de Nelson Cabrera, pero el árbitro Óscar Maldonado no cobró el penal.

Tras el reclamo de los jugadores aurinegros se generó un tumulto entre jugadores de ambos equipos. Ferreira, Quiñonez, Escobar y Chumacero fueron los principales protagionistas de esos minutos de tensión que el árbitro no supo controlar.

 La jugada siguiente, tras un tiro de esquina, Daniel Chávez trato de engañar al árbitro al tratar de conectar la pelota con la mano, el árbitro se confundió y pitó penal para el tigre pero luego rectificó su decisión por aviso de su asistente.

La segunda etapa fue mucho más dinámica. Los primeros ataques fueron de Bolívar, pero sin inquietar a Daniel Vaca.

En cambio el tigre, de a poco, fue tomando las riendas del partido. Primero fue Carlos Neumann quien, tras un buen pase de Escobar, eludió a Quiñonez y remató a gol, pero Ronald Eguino salvó sobre la línea. Ese fue el primer aviso aurinegro, a los 6 minutos del segundo tiempo.

10 minutos después llegó el primer tanto, Raúl Castro recibió un rebote a metros del área grande, hizo un doble engancho y con un remate elevado superó a Romel Quiñonez que, como casi siempre, se encontraba adelantado.

El gol dio tranquilidad al tigre y puso más nervioso a Bolívar. Más cuando Villegas decidió sacar a Damián Lizio – el mejor jugador de Bolívar hasta ese momento- y poner en su lugar a Carlos Tenorio, lo que le hizo ganarse algunos abucheos y silbidos de su hinchada.

La Academia manejó más tiempo el balón pero el tigre fue más productivo. Viéndose en ventaja otorgó el protagonismo a su rival y apeló a salir con contragolpes rápidos que, en su mayoría, pasaban por el buen trato de balón de Pablo Daniel Escobar.

Bolívar solo tuvo una jugada clara de gol y ahí apareció la figura de Daniel Vaca. William Ferreira recibió un rebote al borde del área grande y lanzó un potente remate al palo izquierdo de Vaca, pero el arquero tuvo una reacción felina y evitó el empate celeste.

Minutos después el tigre contraatacó mediante Jair Torrico, que lazó un pase bajo al centro del área, Alejandro Chumacero dejó pasar la pelota y dejó a Escobar solo frente al aquero celeste. El capitán aurinegro, con mucha tranquilidad, frenó la pelota, se acomodó y con un remate de izquierda vulneró por segunda vez el arco académico a falta de 5 minutos para el final.

Con dos goles de desventaja, Bolívar ya no pudo reaccionar y cuando llegaba al arco rival se encontraba con la enorme figura de Daniel Vaca y la solvencia de Fernando Martelli.

Al final el tigre ganó, se mantiene en la segunda posición del torneo y reactivó la crisis que vive su clásico rival. Bolívar sólo ha ganado uno de sus cuatro partidos y está, inesperadamente en el penúltimo lugar de la tabla.

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