Redacción Oxígeno
18/08/2015 - 18:38

Maradona le prometió amistad eterna al árbitro de la "Mano de Dios"

El astro argentino aprovechó su visita a Túnez para compartir e intercambiar regalos con el árbitro Ali Bennaceur, quien no vio como el diminuto capitán de la Albiceleste se ayudaba de la mano para ganarle en el salto al portero inglés Peter Shilton.

La Paz,  18 de agosto (BBC).- Tuvo el honor o la desgracia, depende de cómo se mire, de ser el árbitro de uno de los partidos más trascendentales de la historia de los Mundiales de fútbol, el Argentina vs. Inglaterra en México 1986.

Y por lo que ocurrió sobre la cancha su figura jamás será olvidada. Por lo menos no para Diego Armando Maradona.

El astro argentino aprovechó su visita a Túnez para compartir e intercambiar regalos con el árbitro Ali Bennaceur, quien no vio como el diminuto capitán de la Albiceleste se ayudaba de la mano para ganarle en el salto al portero inglés Peter Shilton.

Bennaceur validó el gol que pasó a la inmortalidad como la "Mano de Dios" pese a las airadas protestas de los jugadores ingleses, país que sigue considerado esa jugada como la mayor "trampa" del fútbol.

"Este fin de semana visité ‪#‎Túnez, y tuve un reencuentro muy emotivo con Ali Bennaceur, el árbitro del partido contra Inglaterra, en México 1986", contó Maradona en su página oficial de Facebook.

"Yo le regalé una camiseta argentina, y él me obsequió la fotografía de aquél partido que cuelga en su casa. Mi dedicatoria: 'Para Ali, mi amigo eterno'", escribió mostrando una imagen del encuentro.

Saltan a la cancha cuatro años después del fin de la guerra entre Argentina y Reino Unido por las islas Malvinas/Falklands.

Bennaceur considera que no tuvo responsabilidad en el gol y en una entrevista publicada en la revista francesa So Foot en 2014 apuntó a su asistente en aquel partido, el búlgaro Bogdan Dotchev.

En cambio, el árbitro tunecino si resaltó su "participación" en el que fue elegido por la FIFA como el "Gol del siglo".

"Maradona no anotó ese gol solo. Yo fui su asistente: di la ley de la ventaja tres veces", recordó Bennaceur.

"No tenía por qué hacerlo. En la primera falta él trastabillo. El segundo fue justo al borde del área. Yo grité, 'ventaja, ventaja'. Y cuando entró al área yo esperaba que Butcher lo bajara. Puse el silbato en mis labios, estaba listo para intervenir, pero no soplé".

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