El uso de robots para potenciar las labores de seguridad en recintos públicos ha comenzado a ser una tendencia en algunos países debido a su reducción de recursos y la posibilidad de habilidades que estos androides ofrecen. Este es el caso del centro Georgetown Waterfront, que recientemente sufrió el "suicidio" de su robot de seguridad.

Se trata de un Knightscope -también conocido como K5-, un robot de un metro y medio de altura y 136 kilos de peso que decidió "tirarse" a una fuente ubicada dentro del recinto que alberga un centro comercial y oficinas privadas, durante una de las rondas de vigilancia que realizaba.

El hecho fue retratado por diversas personas en redes sociales quienes simpatizaron con el androide con diversos comentarios sobre la rutina laboral y las situaciones que se deben enfrentar.

Por el momento se desconoce si el robot sufrió daños irreparables por el contacto con el agua o si el edificio ubicado en la capital estadounidense continuará utilizando los servicios de Knightscope.

Hasta la fecha, el K5 ya había acumulado popularidad luego de que un sujeto bajo los efectos del alcohol pateara al robot, la policía arrestó a esta persona luego de que el Knightscope alertara la situación.

Sin embargo, no todo han sido buenas noticias para el androide, ya que hace un año, fue acusado de atropellar a un niño de un año y medio en el centro comercial en que operaba.

Las autoridades tampoco han revelado qué hechos fueron los que llevaron al Knightscope a "lanzarse" a la pileta o cómo llegó a esta condición.