Tierra Lejana
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Hernan Maldonado
13/05/2014 - 09:36

Venezuela: La lucha cuesta arriba

El régimen de Nicolás Maduro, como prueba de que está firmemente atornillado al poder hace lo que le viene en gana. Ha devaluado de tal manera la moneda que el sueldo mínimo que hasta hace un mes se acercaba a los $300, ahora apenas es una cuarta parte.

Los estudiantes venezolanos empiezan su cuarto mes de protestas con muy pocos avances en su lucha por restaurar la democracia en su país y con un panorama incierto. Hasta aquí, el empeño ha costado 42 vidas, 2.385 detenidos, 85 torturados y centenares de heridos.

Los ojos de los demócratas se dirigen al norte. Las dos ramas del congreso de Estados Unidos aspiran a sancionar a dos docenas de violadores de los derechos humanos. No ocurrirá nada grave. Los cubanos desde hace 56 años esperan que los gringos hagan algo.

El régimen de Nicolás Maduro, como prueba de que está firmemente atornillado al poder hace lo que le viene en gana. Ha devaluado de tal manera la moneda que el sueldo mínimo que hasta hace un mes se acercaba a los $300, ahora apenas es una cuarta parte.

Los precios de los artículos de primera necesidad fueron elevados entre un 40 y un 200%. En 1989 un alza de pasajes desencadenó el “caracazo” que causó centenares de muertos y a la postre acabó con el derrocamiento constitucional del presidente Carlos Andrés Pérez. Ahora Maduro autoriza un gran aumento y… nada. La gente está aterrorizada o ¿Chávez los endrogó?

Pocos quieren entender que la lucha es cuesta arriba porque el aparato represivo está digitado por el G2 cubano, considerado por la misma CIA estadounidense como una de las más eficientes del mundo.

Hasta que empezaron las protestas, los venezolanos ignoraban que la policía chavista se había alistado desde hace años para sostener al régimen y no para luchar contra el hampa común que el 2013 asesinó a 24.765 personas.

En estos tres meses de represión, se han visto en las calles de Venezuela modernos equipos antimotines, agentes con uniformes especiales, tanquetas, carros blindados, jaulas para transportar detenidos y ballenas para dispersar a los revoltosos con potentes chorros de agua.

Los millares de agentes nunca se vieron en las calles para luchar contra la delincuencia. Solo se alistaron para mantener al régimen en el poder. Como las Fuerzas Armadas están atomizadas, el verdadero poder lo tienen los matones ideologizados.

El aparato de inteligencia ha penetrado también a la oposición y por eso es que el gobierno se ufana de saber “hasta lo que comen sus adversarios”. La penetración es a todos los niveles. De cuando en cuando aparecen recalcitrantes “opositores” en las filas del régimen.

Estos espías son los que aletargan cualquier intento opositor unificado. Son los quintacolumnistas y están en todas partes. “Patriotas cooperantes”, los llama la dictadura a estos vulgares sapos. Pura técnica del G2. Así es cómo por medio siglo se neutralizó al exilio cubano.

Ahora ocurre en Venezuela. Los estudiantes han encontrado a varios de estos entre sus filas. Muchos han estado incitando a la violencia para que la dictadura justifique la acción de sus esbirros. Otros se dedican a identificar a los líderes de las barricadas para entregarlos a la “justicia”.

La lucha contra la dictadura es difícil, pero lo es mucho más ante el G2 cuya mejor credencial es haber mantenido en el poder a los Castro más de medio siglo sin pan, pero con mucho palo. Amanecerá y veremos.

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