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Raúl Pérez Albrecht
13/02/2017 - 15:16

Pachamama opositora

Cuando uno lee y sufre la seguidilla de acontecimientos naturales como ser la falta de agua en la ciudad de La Paz, las fuertes granizadas en la ciudad de Sucre, o la plaga de langostas en el municipio de Cabezas en Santa Cruz, es inevitable hacer las comparaciones con las plagas de Egipto en versión boliviana.

Cuando uno lee y sufre la seguidilla de acontecimientos naturales como ser la falta de agua en la ciudad de La Paz, las fuertes granizadas en la ciudad de Sucre, o la plaga de langostas en el municipio de Cabezas en Santa Cruz, es inevitable hacer las comparaciones con las plagas de Egipto en versión boliviana.

Solo que, en la historia boliviana, quien encarnaría el papel de emperador, primero se victimiza y denuncia que todos estos desastres son culpa de las potencias y que en todo caso cualquier vestigio de crítica a su apatía ambiental, es alineada a la derecha con el fin de destruirlo.

En medio de esta historia, a finales del año pasado, 2016, los niños del municipio de Tarvita subieron al cerro para rezar y llorar, pidiendo a Dios que les abastezca de agua en medio de esta seguidilla de plagas, a lo que el aspirante a emperador y segundo al mando de esta tragicomedia, culpó a los países del “norte, que los niños de Chuquisaca sufran, debido según él estos países hayan derribado sus árboles, generando toneladas de dióxido de carbono y de esta manera se agrave el calentamiento global.

Frente a esta crisis que ya se vivía el 2016, el emperador participó de danzas de la lluvia para mitigar la sequía en La Paz, sin muchos resultados, razón por la cual, cambió a los representantes de la ineficiente empresa de agua, para hacer frente la escases del líquido elemento.

En medio de un descontento social como buen profeta, alertó a todos los bolivianos a “prepararnos para lo peor” casi como una alerta temprana que no ayudó a que las regiones soporten sus respectivos desastres.

La medida que tomó su encargado de economía el 2016, ante los efectos del cambio climático que impactaron el crecimiento de la economía del país, lo que no permitió que el Producto Interno Bruto, de junio de 2015 a junio de 2016, creciera por encima del 4,5% y con ello se dejó de pagar el segundo aguinaldo.

Tras las danzas y ritos fallidos, como buen emperador en tiempos modernos declaró hacer uso de tecnología para bombardear nubes y generar la lluvia por 500 mil dólares, también se ordenó usar aviones para detener la plaga de langostas por 700 mil euros; y bueno seguimos en el afán de actuar en emergencias y no en políticas de gestión de riesgos y cambio climático.

Con un tema altamente sensible y al parecer más estratégico que la propia energía e hidrocarburos, se fue a buscar ayuda a Naciones Unidas para financiar soluciones a estas crisis, y la respuesta fue que no hay institucionalidad en Bolivia para el desembolso de recursos económicos, sin embargo, para hacer más triste la historia, el emperador cuenta con el  poder de gastar 6 veces más lo que pidió, para destruir su área protegida más valiosa en pos de hacer una represa, que agravaría más esta crisis ambiental.

Para terminar esta historia, terminamos apareciendo entre los 10 países que destruyen sus bosques, obviamente el segundo al mando no contará jamás eso a los niños bolivianos , y al parecer la pachamama se viste de opositora desnudando la inexistente gestión ambiental y de cambio climático en Bolivia, fruto de ello como diría este señor, las plagas otra clase están, haciendo desastres en nuestro país ante la ausencia de políticas efectivas de cuidado de la madre tierra.

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